Por: Oswaldo Rojas
En 2004, Manuel Cuéllar recibió el premio nacional José Revueltas por su novela Ciudademéxico. Una historia que pareciera versar sobre el ideario de la ciudad como ya en el pasado lo ha hecho La región más transparente, pero que en realidad muestra la estructura psiquica de sus habitantes, la relación de amor-odio que tenemos con ella. Cuéllar escribe sobre la actitud que constituimos en nuestra vida frente al gran monstruo que nos devora cada mañana y que nos devuelve a nuestras casas cansados, victoriosos o vencidos. Pero sobre todo el que nos va consumiendo en sus entrañas.
¿Para ti que representa tu novela Ciudademéxico?
Varias cosas. La novela tiene varios objetivos. Uno de ellos es crear, evidentemente, una historia divertida, una historia que la gente pueda leer. Yo leo para divertirme, así que quiero que la gente lea para lo mismo. De mezclar estas cosas salió Ciudademéxico.
Tu ingresas a un grupo de escritores (a partir de qué ganas el premio José Revueltas 2014), gente relacionada con la literatura ¿que viste ahí?
Existe un prejuicio muy difundido. Un lugar común, que México no es un país de lectores y que la actividad intelectual esta muerta. Pero lo que sucede es lo contrario, hay una gran efervescencia intelectual. Hay mucha gente escribiendo, pensando los problemas actuales y sobre todo ideando las formas y métodos para resolverlos y recuperar ciertos temas. Hay un claro interés tanto de los escritores como de los lectores.
Me interesa saber lo que una vez iniciada la escritura de la novela encuentras de nuevo en la cuidad.
Una de las peculiaridades de la novela es que trata a la ciudad de México como un escenario, no como un cúmulo de calles, por eso mi novela no es una guía turística. Trata a la ciudad como un sentimiento. Se nos mete hasta los huesos y nos constituye, porque la ciudad en su totalidad esta cifrada en todos y cada uno de los habitantes. No se tiene que hacer este inventario de nombres y lugares para hablar de ella. Más bien, y así lo pienso, se tiene que empezar por tomar la palabra y hablar uno de si mismo.
¿Cómo autor que tan exitoso crees que fue tu retrato de la ciudad y la mexicanidad bajo la premisa que me comentas?
No se si exitoso o fallido pero si disfrutable. Tengo la convicción de que el resultado también lo fue. Creo que la ciudad se deja decir de muchas maneras y esta es una de tantas.
Ciudademéxico viene cargada con un sentido tragicómico. Uno se ríe y al mismo tiempo sufre con Meche – tu protagonista – ¿Cual fue tú intención en esto?
La novela es una tragedia y tiene esa estructura. Es una mujer que viene de Veracruz a cometer el asesinato de otra mujer. Y poco a poco ella también se comienza a diluir en la ciudad. En un sentido alegórico Meche viene a asesinar a la ciudad y esto es lo trágico: el encuentro entre la voluntad de un individuo y la fatalidad. Esta fuerza monstruosos que es la ciudad de México. Un forcejeo constante de este pleito que no nos es ajeno porque la vivimos a diario. Pero al mismo tiempo es cómica. Porque la ciudad tiene un gusto, una afición por burlarse de sus propios habitantes. Yo recurro a la nota roja que resume muy bien el tono tragicómico.
La novela es un diario y has explicado que querías que el lector participará, y en cierta forma fuéramos cómplices, de la desgracia de Meche ¿Por qué hacerlo?
Es algo que me preocupaba. Probé varias voces y al final me decanté por la primera persona para que no hubiera intermediarios entre el lector y la protagonista. Eso hace de la historia mas desgarradora en mi opinión. Estas oyendo de viva voz los lamentos, las alegrías, victorias y derrotas de esta mujer. Como se enamora, su trabajo de secretaria en uno de los tantos despachos que hay, sus idas a los museos y sus roces con la anciana que quiere matar y no puede pero sigue intentado.
Por otra parte quería que el lector se involucrará en la trama, que fuera alguien que profana la intimidad de una mujer. El esta mirando por encima del hombro de Meche mientras ella escribe. Y contribuye con su lectura al desgaste de esta mujer, así como la ciudad viola constantemente su vida e intimidad. Quería que fuera una lectura que no dejara impasibles a los lectores porque al final es algo que nos atañe a todos.
Hay dos elementos que me interesan llegados a este punto. El primero es la carga erótica que está implícita. De hecho, es muy interesante por que recae en esta mujer que no es extractiva pero la despierta.
Hay una sensualidad latente y en ocaciones patente que atraviesa toda la novela. Es una novela muy sensual, apela mucho a los sentidos: olores, colores, texturas, y en algunos momentos llega a ser preciosista porque yo mismo soy preciosista. Creo que en el detalle se encuentra el todo. Así como en el individuo esta cifrada toda la ciudad, en el detalle de una escena puede estar el desenlace de una historia. Porque nuestro trato cotidiano con la ciudad es sensual, incluso sexual.
Que decía Freud de la pulsión erótica: detrás del principio del placer esta la muerte. Entonces mi novela es eso y además gozosa, en el sentido tragicómico del término. Es un pequeño dolor y tortura placentera la que esta viviendo Meche constantemente.
El segundo punto que me intereso fue la construcción de tu protagonista. Parece un personaje bastante vulgar en ciertos momentos pero también muy inteligente. Las reflexiones que hace en su diario resultan complejas, justo como son los seres humanos.
Decía Unamuno que los humanos no somos de una pieza, si no que somos una contradicción andando. Fue un reto para mi porque no quería construir un personaje monolítico, quería uno redondo, con múltiples piezas. Pero en un principio es un personaje que no tiene afinidad conmigo.
Un buen día Meche lee un anuncio de se busca secretaria en el periódico, esa es la voz de la ciudad de México convocándola hacia sus terrenos, justo como a diario cientos de mujeres leen el periódico. Así que yo me pregunte que pasaba con ellas […].Creo que al final logre hacerla un ser dual. La novela es de una estructura binaria: hay una Meche escribiente y una Meche secretaria, una de carne y hueso y otra que se constituye hecho de la escritura. Es decir, no existe al margen de lo que escribe.
Un poco continuando con esto ¿tú por que escribes?
Uno tiene miles de intenciones. Pero lo interesante es que la novela cobra vida porque cada uno la actualiza con su lectura. Me gusta pensar que Ciudademéxico es una incitación, una colección de estímulos que sirven al lector para algo.
Una de mis preocupaciones era volver la mirada a los temas que han articulado nuestra literatura y tener una propuesta original a como tratar la ciudad.
¿Por qué escribe el ser humano?
Escribimos para ser leídos y pienso en lo que decía Umberto Eco…lo único que escribimos para nosotros es la lista del súper. De ahí en fuera buscamos ser leídos y por tanto la escritura es en primer término comunicación. Dotamos a nuestros textos de cierta trascendencia. No es un ejercicio lúdico, hay algo que sentimos la exigencia decir de la mejor forma.
¿Tú como escritor joven que observas de la literatura mexicana contemporánea?
Te decía, noto mucha inquietud. Hay bastante gente escribiendo y uno de los temas más recurrentes es la violencia que esta presente en México. Es omnipresente.
En el norte del país se ha constituido como un nuevo género, pero también en el bajío a travez de de sus poetas. Y lo que se nota es el hastío, cansancio e indignación que viene acompañada de la necesidad de reafirmación del individuo y de reivindicación. Paradójicamente la crisis cultural y social no se traduce en una intelectual o literaria, es un aliciente para muchos escritores.
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