Por. Redacción/
En 2007, el maestro Ulises Hernández (piano) fundó con Israel Andrés Lugo (violín) el Ensamble Felipe Villanueva, una agrupación de cámara cuya misión es rescatar e interpretar la música mexicana del siglo XIX y que hasta la fecha se ha presentado en distintos foros tanto de León, Guanajuato (donde radican), como del país.
Nombrado así en honor del violinista, pianista y compositor Felipe Villanueva (1862-1893), uno de los más conocidos del romanticismo mexicano, aseguran que la música de este periodo, pese a haber dominado y tenido su auge durante el siglo XIX, fue opacada a principios del XX con el inicio de la Revolución, cuando las artes cambiaron y fueron permeadas por el nacionalismo.
“Sucede que la música mexicana del periodo romántico se encuentra un poco olvidada. Sí existió en el país, solo que está a la sombra del nacionalismo, pues hay que recordar que todo el siglo diecinueve estuvo dominado por el periodo romántico”, apunta Andrés en entrevista.
A pesar de que muchos compositores del siglo XIX tuvieron una formación académica sólida, comienzan a ser relegados al olvido: una gran parte estudió en Francia con renombrados músicos y volvieron al país para iniciar escuelas; es el caso de Ricardo Castro, quien, apoyado por Porfirio Díaz, se fue a Europa, donde ofreció conciertos como un excelente pianista.
Lo mismo sucedió con Felipe Villanueva y muchos otros que regresaron a México e hicieron música de alta calidad. Es el terreno donde, básicamente, el ensamble encuentra su principal justificación: la búsqueda, rescate, investigación y difusión de la música mexicana decimonónica.
Andrés refiere que dentro de su estado, como ensamble, sobresalen sus presentaciones en el Auditorio Mateo Herrera (León) y los teatros Manuel Doblado (misma ciudad), Principal (Guanajuato) y Ángela Peralta (San Miguel de Allende), entre otros.
“También hemos tocado en diversos festivales como el Universitario SonorisArte de Tepic, Nayarit, en las tres primeras ediciones; y el de Música de Cámara de Aguascalientes en 2016 (recibiendo mención honorífica), 2017 y 2018”, detalla.
Han contado con la asesoría de investigadores como Aurelio Tello, Karl Bellinghausen y Mariano González y músicos e intérpretes como Jorge Córdova, Marta García Renart, Adrián Justus y Federico Osorio, entre otros. También, de agrupaciones de cámara como Cuarteto José White, Cuarteto Latinoamericano, American String Quartet y Dorian Wind Quintet.
En su labor divulgativa, han trabajado con medios de comunicación masiva, destacando las transmisiones radiales de 2009 en Los Ángeles, California, de 2011 en la UNAM y varias veces en la Universidad de Guanajuato.
No obstante, se han topado con dificultades, como la nada fácil labor de encontrar la música, pues esta se puede localizar en internet junto con la de innumerables compositores europeos de la misma época.
“Entonces, hay muchísimo material. Cuando nos encontramos esta música, obviamente, no hay referencias, no hay un acervo fonográfico que nos ayude a saber cómo suena, entonces, se trata de llegar a la casa y tocarla para saber cómo se oye”, indica.
Refieren que han encontrado cosas impresionantes en esa búsqueda: cierto día, por ejemplo, hurgando en un bazar de antigüedades, hallaron una marcha fúnebre dedicada a Maximiliano de Habsburgo, cuyo autor resulta hasta ahora desconocido.
Lo que sí se sabe, dice Andrés, es que un compositor conocido por todos también elaboró una pieza similar dedicada al emperador: Franz Liszt. Entonces, además de él, hubo un mexicano que hizo algo parecido; por lo cual tocar esa música es un suceso absolutamente importante, y la música, increíblemente bella.
Sobre el caso del misterioso músico, dice que es muy curioso, pues solo han encontrado esa pieza: “Sabemos que se llamaba J. Villanueva, pero no su primer nombre, creemos que es Jacinto. Además de eso, solo que es mexicano, pero no tenemos otra obra suya”, señala.
Asegura que encontrar datos biográficos en Internet es prácticamente imposible, por lo cual deben recurrir a historiadores y realizar una exhaustiva labor investigativa con los nombres de pila de los músicos conocidos, lo cual, en ocasiones, arroja datos, incluso, documentos. Aunque la búsqueda es un poco difícil, a veces se topan, dice Andrés lleno de satisfacción, con esas joyas o “golpes de suerte”, como él los nombra.
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