Por: Redacción
Para María Enriqueta Ochoa Benavides, (Torreón, Coahuila, 2 de mayo, 1928 – Ciudad de México 1 de diciembre de 2008), una de las más importantes figuras que dio la literatura en el estado de Coahuila y que, al criterio de importantes críticos literarios, fue una de las grandes voces en lengua española del siglo XX, la poesía es el hallazgo de lo insólito en lo cotidiano.
En lo que sería su cumpleaños número 88, la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal recuerda a la artista cuya poesía es una dialéctica. El cielo y la tierra, el hombre y Dios, la luz y la sombra, el día y la noche.
La hija de Macedonio Ochoa y Cesárea Benavides, fue contemporánea de Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Dolores Castro, Juan Rulfo, José Revueltas, Octavio Paz, Rubén Bonifaz Nuño; amiga de Luis G. Basurto, Margarita Peña, Antonio Castro Leal, Emmanuel Carballo, Luis Mario Schneider, Sergio Pitol, Orlando Guillén, Fidela Rivera, Margarita Paz Paredes, Ermilo Abreu Gómez, entre otros personajes, a quienes dedicó algunos de sus versos, y cuya amistad estableció a su paso por la Ciudad de México, Toluca y Jalapa.
Integrante del Sistema Nacional de Creadores del Fonca desde 1999, cuya poesía fue incluida en antologías en México, España y Argentina, Enriqueta Ochoa estudió en la Normal. Empezó a escribir poesía cuando tenía nueve años. Su primer libro, Las urgencias de un Dios (1950) lo publicó a los 22 años de edad.
A sus 23 años escribió Los himnos del ciego, y Las vírgenes terrestres, publicadas en 1968 y 1970, respectivamente. Le siguieron Cartas para el hermano (1973), Retorno de Electra (1978 y 1986), Canción de Moisés (1984), Bajo el oro pequeño de los trigos (1984 y 1997).
Posteriormente creó Aquellos días delirantes (1998), donde da acción de gracias a todos los que le han ayudado a su poesía; Asaltos a la memoria (2006), obra que dedica a sus nietas; y un libro de imágenes de poetas mexicanos que van desde el siglo XVII hasta el siglo XX. En 2008 el Fondo de Cultura Económica edito el libro Poesía reunida, que abre con un prólogo de Esther Hernández Palacios.
Luego aparecieron otras recopilaciones, discos compactos y ediciones infantiles con su obra; además de una edición bilingüe francés-español a cargo de Elva Macías.
Enriqueta Ochoa ejerció el periodismo y la docencia en diversas universidades nacionales e internacionales. Formó a escritores, fue promotora y formadora de nuevas generaciones de poetas. Fungió como profesora en la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) y la Normal Superior del Estado de México.
La autora, cuya obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán y japonés; poseía la sensibilidad para apreciar la riqueza de los desiertos y las tradiciones de los pueblos norteños, mismos que retoma en sus poemas con naturalidad y sencillez. También fue coordinadora de talleres literarios del INBA en Aguascalientes, Torreón, Tlaxcala y la Ciudad de México.
El reconocimiento a su obra se fue acrecentando con los años, entre sus reconocimientos están el Premio de Poesía de la Universidad Juárez del Estado de Durango (1978) y el Premio de Poesía Mazatlán (1983)
Fue declarada Hija predilecta de Coahuila en 1979, otorgándosele La Paca de Oro, y con motivo de su 80 aniversario recibió la Medalla Bellas Artes en 2008, por sus aportaciones al campo de la literatura.
En 1994, como un reconocimiento a su trabajo y su influencia en la creación poética, el Conaculta, el Ayuntamiento de Torreón, el Instituto Coahuilense de Cultura, y el Seminario de Cultura Mexicana establecieron el Certamen Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa, que tiene como objetivo impulsar la labor artística de quienes escriben poesía en el país.
En 2014 su nombre fue inscrito en letra de oro en el Muro de Honor del Congreso del Estado de Coahuila, convirtiéndose en la primera mujer en recibir dicha distinción.
Asimismo el nombre de la poeta que reunió con maestría una sucesión de estampas con las evocaciones de la infancia, familia, tragedias y sufrimientos, dio origen en 2012 al Festival de la Palabra Laguna, Enriqueta Ochoa.
Su maestro y preceptor Rafael del Río (Saltillo, Coahuila, 25 de febrero, 1915 – Torreón, Coahuila, 27 de febrero, 1979) encontró ciertos vínculos de su obra con la de poetisas como Elizabeth Barret Browning y Emily Dickinson, por ser de naturaleza desgarrada.
Especialistas consideran a Enriqueta Ochoa, quien falleció en la ciudad de México a sus 80 años de edad; como una de las voces más destacadas de la generación del 50, cuya obra trasciende y está destinada a perdurar en el mundo poético de México, pues su poesía apunta a lo universal.
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