Por: Redacción/
En 1428, los tenochcas conquistaron el señorío de Azcapotzalco y lo dividieron en las parcialidades autónomas de Tepanecapan y Mexicapan, cada una gobernada por un tlatoani. Bajo los cimientos del Paseo de las Hormigas, en pleno Centro Histórico de esa alcaldía, arqueólogas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han descubierto una plataforma doméstica de élite del antiguo altepetl de Mexicapan.
Nancy Domínguez Rosas, investigadora de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del INAH, señala que los cimientos de esta casa representan una de las plataformas prehispánicas más grandes localizadas hasta ahora en esta demarcación de Ciudad de México.
Dicha estructura y otros elementos arquitectónicos registrados formaron parte de un barrio residencial mayor dentro los límites de Mexicapan. La correspondencia a esta parcialidad mexica (en la otra llamada Tepanecapan habitaron los chichimecas-tepanecas) se conoce por su localización al oriente del centro ceremonial de Azcapotzalco, donde se piensa fue construida la Parroquia de San Felipe y Santiago el Menor durante la Colonia.
En el Paseo de las Hormigas, dedicado al gentilicio náhuatl de Azcapotzalco: “en el hormiguero”, se lleva a cabo un proyecto de infraestructura urbana que prevé la reubicación de puestos comerciales. Debido al potencial arqueológico del lugar, desde finales de octubre de 2019, un equipo de la DSA acompaña a la cuadrilla de la Dirección General de Obras de la alcaldía, que realiza trabajos para instalar una velaria.
La responsable del salvamento arqueológico, Nancy Domínguez, explica que el pasaje — delimitado por las avenidas Jerusalén y Azcapotzalco— está dividido en cuatro sectores, y a lo largo del mismo se abrieron 31 unidades (de 1 por 2 metros) para colocar las zapatas (cimentaciones superficiales) en las que se anclará la cubierta.
Debido a que en los sectores 3 y 4, más próximos al edificio de la alcaldía, solo se identificaron rellenos arqueológicos, este perímetro se liberó, a mediados de noviembre, para dar continuidad a la obra pública.
Ahora las excavaciones se concentran en el área frente al mercado y la Avenida Jerusalén, donde los “chintololos” —como se autonombra la gente de Azcapotzalco— se asoman curiosos para ver los restos de su historia prehispánica.
En estos sectores, 1 y 2, a una profundidad que va de 1.20 a 2 metros, es donde se han encontrado los conjuntos arquitectónicos. En el primer sector se observan alineamientos de piedra y los restos de una estructura habitacional, estos remanentes miden 1.72 m por 1.75 metros; también se conservan 60 centímetros de lo que es el desplante de un muro.
Fue en el sector 2 donde —al excavar sobre una de estas unidades para las zapatas— se detectaron alineamientos que parecían corresponder a una estructura mayor, de manera que se amplió la excavación para corroborarlo. De esta manera, salió a la luz una plataforma de 6 por 8 metros, cuyos desplantes de muro van de los 50 a los 70 centímetros; esta consta de un espacio cerrado asociado a un patio y su sistema constructivo es a base de muros de piedra careada con recubrimiento de estuco.
Hasta el momento se han registrado dos etapas de edificación de la plataforma. La primera data del Posclásico Tardío (1350-1519 d.C.) y está formada por un núcleo de cantos rodados recubiertos con piedra laja y estuco, además de preservar pisos con enlucido. De la segunda: otro núcleo de piedras lajas unidas por cementantes (el cual continúa bajo la Avenida Jerusalén), así como el desplante de una escalera; aún faltan los resultados del análisis de materiales para determinar su temporalidad.
Aledañas a la plataforma, también se encontraron otras estructuras (similares en sus características constructivas) que en conjunto integraban un barrio doméstico de jerarquía, como sugiere la calidad de los materiales vinculados al espacio, en su mayoría cerámica de las fases Azteca II (1329 a 1398 d.C.) y III (1300/1400 d.C. hasta el siglo XVI), además de objetos líticos y de hueso.
Nancy Domínguez —quien junto con su colega Jazmín Ortiz ha ido explorando estas ruinas de Mexicapan— puntualiza que, salvo daños en algunos alineamientos y muros por un par de cimentaciones modernas y una varilla enterrada, se tuvo la fortuna de encontrar esta plataforma en buen estado de conservación, siendo una de las más grandes descubiertas en Azcapotzalco hasta hoy.
En palabras de la arqueóloga, “la presencia del INAH en este espacio garantiza la integridad de los vestigios. Las zapatas de construcción deben ir a 1.20 metros de profundidad y los restos arqueológicos los encontramos entre 1.20 y 1.35 metros, por lo que en esta área específica no irá ninguna cimentación, a fin de evitar que sufran algún daño. Se propone a la Dirección General de Obras de la Alcaldía Azcapotzalco colocar la zapata hacia el norte, por lo que nuestra tarea en las siguientes semanas será verificar o descartar, la existencia de más restos arqueológicos en esa zona”.
Una vez que se registren las estructuras prehispánicas y elementos asociados, los muros de estos serán consolidados para evitar cualquier deterioro a largo plazo y serán recubiertos con un geotextil, sobre el cual se dispondrá un apisonado de tierra y capas de tepetate.
“Este tipo de obras públicas nos permiten recuperar información y contrastarla con la información proporcionada por las fuentes históricas, con el fin de comprender la funcionalidad que tuvieron estos espacios. El salvamento arqueológico en Avenida Jerusalén es una oportunidad que brinda información relevante con respecto al modo de vida que tenían los habitantes de Mexicapan.
“Asimismo, otros salvamentos arqueológicos realizados en las cercanías, sobre todo al norte de donde nos encontramos, refieren zonas de chinampas, plataformas y entierros humanos de la misma época, datos que nos ayudan a reconstruir paulatinamente el rompecabezas de la configuración urbana de Azcapotzalco en la época prehispánica”, finaliza la especialista de la DSA.
El mando dual en Azcapotzalco
Acerca del gobierno en la parcialidad de Mexicapan, la historiadora María Castañeda de la Paz, de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha escrito diversos artículos en los que indica que, a partir de 1428, Azcapotzalco mantuvo un mando dual en sus altepetl, uno tepaneca y otro mexica, el cual, incluso, se extendió durante la Colonia. Explica que una de las estrategias de los tenochcas fue trasladar la capital tepaneca de Azcapotzalco a Tlacopan, donde —de alguna manera— su casa real ya gobernaba mediante alianzas matrimoniales que habían establecido en el pasado.
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