Por: Redacción 

“Extraño su risa y su inteligencia, porque él sabía poner cada cosa en su lugar; extraño su análisis de la realidad mexicana, su capacidad moral, su honradez y su lucidez; Monsiváis ponía el punto agudo de su inteligencia en cada pensamiento inerte”, aseguró Elena Poniatowska en el Museo del Estanquillo, durante la jornada cultural ¡Seis años recordando a Monsi, sin límite de tiempo!, que conmemoró el aniversario luctuoso del escritor y periodista mexicano.

Con una sonrisa y la conversación llena de recuerdos, la escritora y periodista mexicana —a quien Monsiváis dedicó tres libros—, compartió con el público en la terraza del recinto memorables anécdotas al lado de quien consideró como el mayor cronista del país, durante la charla “México a través de las causas: las luchas de Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis”, que se llevó a cabo la tarde del pasado sábado 18 de junio.

“Lo conocí en la Avenida Juárez, estaban José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis, siempre andaban juntos, tenían los dos el pelo negro, Carlos unos anteojos enormes con unos aros muy impresionantes; estaban cerca de la Secretaría de Relaciones Exteriores —que estaba donde estaba el caballito, ¡ya nada está donde estaba!—, pero siempre pendientes por si veían a Octavio Paz en la calle”, recordó la autora de La noche de Tlatelolco.

Acompañada del escritor Daniel Barrón, Poniatowska dibujó con palabras las peculiaridades de Carlos Monsiváis, a quien evocó con cada estallido de recuerdos contagiando alegría entre los presentes —público de todas las edades que escuchó atentamente la narración ligera pero detallada de la gran amiga y compañera de viaje de Monsiváis, Premio Nacional de Periodismo en crónica, en 1977.

“Monsiváis era un ser que sabía de todo, tenía una cultura tan amplia y tan extraordinaria que lo que no sabía lo captaba en un segundo… lo que nosotros nos tardamos años en comprender. También fue un crítico literario feroz y obviamente el mayor cronista que ha tenido nuestro país en muchos años”, aseveró Poniatowska.

La reconocida escritora mexicana recordó su visita a Lecumberri acompañada de Monsiváis para ver a José Revueltas, y explicó que el periodo en el que estuvieron más cerca fue tras el terremoto de 1985, cuando acompañada del cronista recorría las calles entrevistando a las personas afectadas. Poco a poco, eso permitió comprender la magnitud de la catástrofe que significó aquel movimiento telúrico para la Ciudad de México, que Monsiváis conocía al detalle.

“Carlos conocía como nadie la Ciudad de México. Él se movía en autobús primero, luego en metro, se movía solo perfectamente, y te decía metete aquí, metete allá, ¡te hacía chocar! porque de repente te decía frena y el otro llegaba por detrás y te daba un trancazo, entonces él sacaba un libro y se ponía leer de copiloto y tú tenías que bajar a arreglarte con el otro”, compartió la escritora Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2013.

Aburrido por las historias tradicionales, Monsiváis terminaba una plática en el momento en que ya no le llamaba la atención, recordó Poniatowska: “Él se aburría muchísimo con las conversaciones de ¿Cuántos hijos tienes?” a la que respondía: ¡Yo no tengo hijos tengo nietos!, “y dejaba a la persona con la palabra en la boca, la gente se asustaba un poco”.

Del cronista de la Ciudad de México, colaborador por más 15 años del suplemento “México en la Cultura”, Poniatowska señaló que jamás le escuchó decir alguna grosería, reviviendo su agudo sentido del humor, con el que solía reírse de todos: “la risa de Carlos Monsiváis era muy clara y muy aguda, parecía la de un pájaro, era muy bonita y reía con enorme facilidad”.

La también autora de Leonora, novela por la que obtuvo el Premio Biblioteca Breve Seix Barral en 2011, narró a los presentes el espíritu servil que Monsiváis sólo tenía con sus trece gatos, a quienes les permitió adueñarse de su casa, felinos de los que podía hablar por horas y por quienes fundó en 2009 la organización no gubernamental Gatos Olvidados A.C.

Ante familiares y amigos del escritor, Poniatowska confesó que siempre se sintió apoyada por Monsiváis, que lo piensa con gran frecuencia a la hora de escribir frente a la computadora y que la realidad mexicana actual lo hubiese devastado de seguir con vida.

“Muchas veces pienso, esto cómo lo hubiera dicho Carlos, ¿qué adjetivos hubiera utilizado? o mejor, ¿qué adjetivos habría que eliminar?, pero lo cito mucho, he dado muchas conferencias sobre él. Luego pienso ¡ay qué bueno que Carlos no esté aquí! porque yo creo que a él lo que pasó con los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa lo hubiera matado”, reflexionó.

“Carlos Monsiváis nos elevaba, nos levantaba, nos hacía mejores seres humanos, más preocupados por los demás” concluyó Elena Poniatowska.

Una intensa jornada cultural sabatina

Para conmemorar el aniversario luctuoso de Carlos Monsiváis la jornada ¡Seis años recordando a Monsi, sin límite de tiempo!, que dio inicio a las 11:30 horas, comprendió lecturas en voz alta, una sesión continua de estampado de su imagen en serigrafía y conversaciones con amigos y conocedores de la obra de Monsiváis como Mauricio Gómez Morín, Mardonio Carballo, Francisco Mata Rosas, Pablo Ortiz Monasterio, así como Cristina Pacheco, Sandra Lorenzano y Rafael Barajas “El Fisgón”.

La inauguración de la jornada cultural sabatina estuvo a cargo de Beatriz Sánchez Monsiváis, secretaria de la Asociación Cultural El Estanquillo; Víctor Acuña, presidente y Armando Colina tesorero de la Asociación; además de María Cortina, Coordinadora Interinstitucional de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México; Angélica Vázquez del Mercado, directora general adjunta de Fomento a la Cultura de la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal y Henoc de Santiago, director del Museo.

De Santiago recordó a los presentes que en noviembre se cumplirán los 10 años de la creación del Museo del Estanquillo, espacio en el que desembocó el coleccionismo de Carlos Monsiváis.

El público asistente conmemoró la palabra del escritor mexicano a través de la lectura en voz alta de algunos fragmentos de obras como: Días de guardar, Amor perdido, Nuevo catecismo para indios remisos, El 68, la tradición de la resistencia y No sin nosotros, por mencionar algunos.

Paralelamente a todas las actividades, y de manera gratuita, se llevó a cabo una sesión de serigrafía continua en la que decenas de personas pudieron llevarse un original retrato de Monsi impreso en sus playeras creado por el ilustrador mexicano Abraham Balcázar.

Asimismo se llevaron a cabo los talleres “Sensacional de Lucha Libro” e “Impreso en la memoria”, a través de los cuales el público asistente pudo acercarse a la vida y obra del conmemorado escritor, para dar paso a las pláticas protagonizadas por amigos y compañeros cercanos a Carlos Monsiváis.

Carlos Monsiváis Aceves nació en la Ciudad de México en 1938, fue un destacado intelectual, escritor, activista y cronista mexicano que estudió en la Escuela Nacional de Economía y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue director de importantes diarios y revistas culturales, cuyas crónicas periodísticas fueron recolectadas en varios volúmenes.

Su gusto por la crónica y el ensayo lo tejió con su interés por conocer y analizar las problemáticas de su tiempo tanto de nuestro país como de América Latina. En 1995 obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia por Los rituales del caos y el Premio Nacional de Periodismo. En 2005 fue acreedor al Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura por el gobierno federal de México.

Al año siguiente creó el Museo del Estanquillo, espacio que alberga la colección personal del escritor integrada por más de 20 mil piezas entre las que se encuentran documentos, dibujos, pinturas, partituras, fotografías, juguetes, publicidad y libros, entre otra diversidad de objetos.

En 2010 Monsiváis fue hospitalizado por una fibrosis pulmonar, que meses más tarde lo haría fallecer el 19 de junio de ese mismo año a causa de una insuficiencia respiratoria.