Por: Oswaldo Rojas
El territorio conocido como Tíbet cumple hoy 102 años de independencia. Durante los últimos dos siglos ha sido ocupado en varias ocaciones por su posición geográfica que permite una base comercial solidada.
Durante 1904, Bretaña ocupó Lhasa (Asia Central) a través de una fuerte movilización militar. Tan solo dos años después la ocupación se haría “legal” con la firma de un tratado en el que se les reconocía el territorio tibetano.
Las disputas por el territorio entre Gran Bretaña, China y Rusia llevaron a estas naciones a reconocer que sería el país oriental quien ejerciera la soberanía sobre el Tíbet 1907. En 1910, el poder central Qing ejerció, por primera vez, el gobierno directo sobre ese territorio.
Sin embargo, este gobierno no perduraría pues en 1911 con el estallido de la guerra cilvil China las tropas que se hallaban en el Tíbet tuvieron que retirarse, lo que provocó que ese territorio quedará libre para ejercer su soberanía pero con el temor de una ocupación nueva.
En 1913, con el regreso de Dalai Lama – que se había exiliado en la India por el poderío Qing – a Lhasa se reconoció que la situación con China era un patronado y que su presencia en el Tíbet no afectaba de ninguna manera la independencia de la pequeña nación.
Así, el 11 de enero de ese año se firmó entre Mongolia y el Tíbet un acuerdo que daba independencia a los territorios alguna vez ocupados por los británicos y los chinos.
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