Por: Nilda Olvera/
La obra “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry pasó a la historia como uno de los clásicos, gracias a que engloba los valores y añora la infancia, sin embargo, algunos críticos han relacionado esta obra con la vida personal del escritor francés, pareciera que entra sus páginas se plasman los problemas de su vida amorosa y en la literatura encontró la forma de pedir perdón a su esposa.
Esta historia es contada por un aviador que a consecuencia de que su avioneta falló, quedó varado en el desierto del Sahara, después del fuerte impacto es despertado en medio de la nada por un enigmático personaje, el principito, un niño con cabellos dorados que viste con una gabardina celeste y mangas color rojo, junto con unas botas azul marino y un traje blanco. Este príncipe proviene del asteroide B612 y durante su estadía en la tierra le cuenta al aviador sus preocupaciones y encuentros que tuvo a lo largo del viaje con diferentes personajes.
Una de las figuras más trascendentes en este libro es la rosa, quien ante los ojos de nuestro protagonista es la causante de su armonía y tristeza. Este personaje es mucho más complicado de lo que parece, conforme avanza la trama los lectores pueden percatarse de que entre ella y el principito existe un romance difícil, incluso se le puede definir como enfermizo pues se trata de un afecto en el que el chantaje, la manipulación y el orgullo van a ser temas constantes.
Descrita como una flor, su personalidad está inspirada en su compañera de vida Consuelo de Saint-Exupéry, señalada ante los demás con los sobrenombres de mujerzuela y caza fortunas, pocos toman en cuenta que provenía de una familia acomodada y bien establecida económicamente. Originaria de El Salvador, la atracción de Antoine hacia ella se debió a la seducción, su coquetería y su hermosura.
En su pequeño mundo, explicación generada en el libro, es la encargada de perfumar su hogar todas las mañanas y se protege contra cualquiera que le quiera crear daño con sus cuatro espinas, pero tiene una debilidad, el aire, característica que alude al asma que padecía Consuelo. Sus peleas y problemas serán retratados en diálogos cortos y palabras hirientes, incluso se podrá presenciar su despedida, más no un cierre definitivo.
En cuanto a los demás personajes que aparecen mientras va visitando cada planeta, refleja la percepción del escritor francés sobre el comportamiento de una persona adulta, muestra la vanidad, la autoridad, el conformismo, la avaricia y demás defectos que se van presentando en este cuento. Además destaca el miedo a la soledad, ya que está en la búsqueda de un amigo que lo pueda comprender y le dé las respuestas que tanto desea escuchar.
Uno de los detalles que de igual forma llama la atención, es el temor que tenía a que un día acabara el cariño y amor de su relación, ya sea por una acción suya o por cuestión del tiempo, pero que, sin duda, no evitaron que traicionara a su esposa con algunas amantes, aspecto que aceptaría sin remordimiento y libremente, cuando el principito en su aterrizaje a la tierra conoce a varias rosas.
Cabe señalar, que los eventos fueron referidos como fugaces y hechos con mujeres de incontable belleza equivalente a la de su cónyuge, tanto que si ella hubiera estado presente para observar se habría muerto de la humillación. Admitiendo que éstas, aunque son encantadoras y bonitas, son vacías y que sin duda nadie daría su vida por ellas.
La mayor parte del relato, retrata su indagación a la interrogante del por qué seguir con la unión de un afecto que posiblemente nunca existió, una de las presencias con gran relevancia en el cuento que le ayudará es el zorro, que ante muchos puede ser la manifestación de la razón.
Al igual que él se siente solo porque no tiene afecto, es ahí que durante su acercamiento entre los dos, le pide al principito que lo domestique. Acto que conlleva, a crear un vínculo y en la que habrá una necesidad entre los sujetos que lo lleven a cabo, pero por el contrario, si es mal ejecutado puede llevar a la pérdida de la identidad.
Su obra es la manifestación de lecciones de aprendizaje de la vida, para otros es la escapatoria de los conflictos personales de un autor que más que recordar la infancia, temía hacerse cargo de las responsabilidades de un adulto. Retrata las dificultades comunes que ocurren en los romances de la actualidad.
Este clásico tiene un trasfondo que pocos han tocado, no se sabe si por el temor a perder la magia de tan sensible relato o solo no sabemos lo suficiente sobre este literato fanático de los aviones.
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