- Con dicha muestra internacional, el recinto parisino retoma las magnas exhibiciones de arqueología como lo fueron Teotihuacan y Mayas.
Por: Redacción/
La inauguración de la exposición temporal Los olmecas y las culturas del Golfo de México, este jueves 8 de octubre, marcará la reapertura del Museo del Quai Branly-Jacques Chirac, en París, Francia, luego de la contingencia sanitaria; a su vez, se trata del primer proyecto expositivo internacional organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en 2020.
Con dicha muestra internacional, el recinto parisino retoma las magnas exhibiciones de arqueología como lo fueron Teotihuacan y Mayas. Revelación de un tiempo sin fin. En esta ocasión, más de 300 piezas creadas por las civilizaciones prehispánicas que se asentaron en esta cuenca marítima, podrán ser admiradas hasta el 25 julio de 2021.
Sobre esta exposición, la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, señaló que para México es un honor que un recinto del prestigio del Museo del Quai Branly-Jacques Chirac se reencuentre con su público a través de una muestra en torno a una de las civilizaciones más importantes de México.
“Se trata de un proyecto que nos permitirá llevar al público parisino y al público europeo la magnificencia y pluralidad de culturas que, hasta antes de 1518, habitaron la región del Golfo de México, donde se estima que, en los tiempos de la Conquista, se hablaba más de una veintena de lenguas. Este contacto dio origen a un patrimonio cultural diverso, de poderosa estética, pero sobre todo con un simbolismo de gran arraigo sin precedente en las comunidades, el cual no se ha perdido”, explicó Frausto Guerrero.
La muestra da cuenta del desarrollo que alcanzó la región del Golfo de México en tres milenios, como lo revelan verdaderas obras maestras, entre ellas, el Adolescente Huasteco, escultura que fue descubierta en el municipio potosino de Tamuín, y la Ofrenda 4 de La Venta, compuesta por 16 figurillas antropomorfas y seis hachas que representan estelas, entre otras piezas.
La exhibición abre con la Cabeza Colosal de San Lorenzo que, con sus 4.5 toneladas y 1.80 metros de altura, es la más pequeña de las diez cabezas monumentales encontradas en el sitio olmeca de San Lorenzo Tenochtitlán (Veracruz); y cierra con La Mujer Escarificada de Tamtoc (San Luis Potosí), una pieza atípica hecha en arenisca y de formas sublimes, la cual revela la importancia de la mujer en las creencias y organización social de la Huasteca.
Casi tres cuartas partes de la colección que ahora se exhibirá son una revelación en Europa, señala el presidente del Museo del Quai Branly-Jacques Chirac, Emmanuel Kasarhérou, de ahí la importancia de la colaboración de instituciones mexicanas como el INAH que, a través de sus museos como el Nacional de Antropología (MNA) y el de la Cultura Huasteca, y de sus dependencias, entre ellas, el Centro INAH Veracruz y la Dirección de Estudios Arqueológicos, ha facilitado un total de 179 objetos.
Otras instituciones prestatarias son los museos Regional de Antropología “Carlos Pellicer Cámara”, en Villahermosa, Tabasco; de Antropología de Xalapa y Regional de San Andrés Tuxtla, ambos en Veracruz.
Los olmecas y las culturas del Golfo de México deriva de la exposición Golfo. Mosaico ancestral, la cual tuvo lugar en el Museo Nacional de Antropología (MNA) en 2018, y es montada en el recinto parisino con la asesoría científica de Cora Falero Ruiz, del Museo Nacional de Antropología, y del director de las Colecciones de las Américas del Museo del Quai Branly, Steve Bourget.
La muestra se divide en seis secciones que comienzan con una gran introducción y van de la trascendencia de la civilización olmeca ―la cual se desarrolló a lo largo de mil 200 años, entre 1600 y 400 a.C.― a su influencia más allá de su tiempo y de su espacio.
El recorrido comienza con el módulo titulado “La cultura olmeca y los logros de los sitios de San Lorenzo y La Venta”, a la que le siguen “Las primeras formas de escritura y el uso del calendario de cuenta larga mesoamericano”; “Mujeres y hombres del Golfo. De la civilización olmeca a las culturas huastecas, 2,500 años de arte estatuario”; “Ofrendas” e “Influencias culturales en otras regiones de Mesoamérica”, para concluir con una explicación sobre el sitio de Tamtoc y un repaso por las “obras imprescindibles” de la exposición.
La región Costa del Golfo de México se distinguió por importantes manifestaciones multiculturales durante tres milenios, entre 1700 a.C. y 1500 d.C.; por las interacciones dinámicas que sostuvieron los pueblos entre sí, al igual que con sus vecinos cercanos y lejanos, y por grandes innovaciones culturales. Al arribo de Hernán Cortés y de su tripulación a costas de Veracruz, en 1519, todavía se hablaban más de 20 lenguas, tal diversidad lingüística ilustra la importancia que mantuvo la zona.
La exposición brinda un recorrido temático por esa historia, iniciando con los enigmáticos olmecas. Localizada en las llanuras de Veracruz y Tabasco, esta gran civilización produjo la primera tradición escultórica que se esparció a lo largo y ancho del México antiguo y más allá, y fue la artífice de los primeros grandes centros ceremoniales, incluida la primera pirámide en el sitio La Venta, hacia el año 800 a.C.
En tamaño monumental, al igual que en objetos portátiles, sus vestigios arqueológicos son manifestación de una compleja organización social, política y económica, y de una ideología que compartió y se retroalimentó de sus contemporáneos.
Los olmecas y las culturas del Golfo de México presenta las diversas tradiciones escultóricas en piedra que se dieron en la región, a través del tiempo. Obras que se distinguen entre sí, por la diferencia de etnicidades, así como de las diferentes prioridades ―rituales, de gobernanza y de estatus― que se logran apreciar mediante las vestimentas representadas en ellas, o por la falta de estas.
De igual forma, se exhiben obras que refieren a los primeros indicios de comunicación por medio de la creación de escenas o la utilización de particulares tipos escultóricos (formando conjuntos con mensajes específicos), que pueden considerarse como ejercicios preliminares de escritura y de establecimiento del calendario de cuenta larga, el cual compartieron con sus contemporáneos.
Los diferentes objetos de la colección, sean cerámicos o líticos, elaborados en jade y otras estimadas piedras, revelan las complejas interacciones que la zona tuvo con otras grandes civilizaciones del México antiguo.
Por medio de las ricas ofrendas dedicadas, en un inicio a rasgos importantes del paisaje y posteriormente con énfasis en la vida después de la muerte, se da cuenta de la diversidad de creencias hubo en la Costa del Golfo, y el papel que jugó la ritualidad entre sus antiguos habitantes.
La civilización olmeca tuvo una influencia considerable en gran parte del territorio mesoamericano, como se evoca en el último apartado; su huella fue reconocida por culturas posteriores, tan diversas y tan distantes, como las maya de Tabasco, las teotihuacanas del Altiplano central o la mexica de la Cuenca de México. Pensamiento e influencias económicas, sociales, políticas, intelectuales y artísticas que durarían hasta la conquista española.
La muestra finaliza en el sitio potosino de Tamtoc, a manera de epílogo, cuya historia está íntimamente ligada al desarrollo de la cultura huasteca y la región del Golfo de México. Experimentó una ocupación de mil 700 años, desde el 200 a.C. al 600 d.C., y después de unos siglos de abandono, renació en el siglo XIX y prosperó hasta la llegada de los mexicas del centro de México, y luego de los españoles, en el siglo XVI.
Los “imprescindibles” de la exposición
Cabeza Monumental de San Lorenzo. Monumento descubierto en 1946 por Matthew W. Stirling; de 1.80 metros, es la más pequeña de las diez cabezas colosales encontradas en dicho sitio. Acervo del Museo de Arqueología de Xalapa, Veracruz.
Ofrenda 4 de La Venta. Ensamble compuesto de 16 figurillas antropomorfas (15 de jadeíta y una de serpentina) y seis hachas que representan estelas; fue descubierta durante una campaña arqueológica, en 1955. Acervo del Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.
La Mujer Escarificada. Escultura hecha en arenisca y de formas sublimes; fue descubierta en la Zona Arqueológica de Tamtoc. Acervo del Museo de Sitio de Tamtoc, San Luis Potosí.
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