Por: Redacción/

 

La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, a través del Museo de Arte Moderno, presenta Manifiestos del arte mexicano (1921-1958), una revisión de la producción plástica mexicana de la primera mitad del siglo XX mediante sus manifiestos, en la cual se muestra cómo diversos colectivos artísticos hicieron uso de estas publicaciones para dar a conocer sus proclamas estéticas y políticas, a la vez que formularon una vehemente crítica al sistema académico tradicional. Esto provocó una revolución en la producción y crítica de arte, y dio paso a la conformación de una estética nacional moderna e independiente.

La exposición, que podrá ser visitada del 14 de marzo al 3 de mayo, está integrada por 105 piezas, entre pinturas, dibujos, grabados, fotografías, esculturas, documentos y libros. En esta selección de 56 obras del acervo del Museo de Arte Moderno y de piezas pertenecientes a colecciones de otros recintos e instituciones se examina la producción plástica y editorial de grupos artísticos en nuestro país.

Manifiestos del arte mexicano (1921-1958) está dividida en 10 núcleos temáticos: Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana; Actual – No. 1 Hoja de Vanguardia; Manifiesto del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores; Método de dibujo Best Maugard; Manifiestos del Grupo ¡30-30!; Contemporáneos; Principios declarativos de la LEAR; Manifiesto por un arte revolucionario independiente; No hay más ruta que la nuestra y La cortina de nopal.

Esta exhibición ilustra la fértil tensión entre grupos, ya que algunos buscaban reivindicar el pasado indígena e incorporar referentes populares en la plástica y otros insertarse en las corrientes internacionales de vanguardia. De igual manera, en Manifiestos del arte mexicano (1921-1958) se ofrece una crítica a la congruencia entre los principios que enunciaron y las obras que produjeron.

A 100 años de la reunión de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros en París, Manifiestos del arte mexicano (1921-1958) rememora este encuentro en el que ambos creadores bosquejaron el proyecto artístico que, posteriormente, dio lugar al muralismo mexicano y transformó la pintura nacional. Un año después, en 1921, Siqueiros lanzó, desde Barcelona, el que ha sido considerado el primer manifiesto del arte mexicano, documento de referencia del origen de los cambios posteriores en la plástica nacional.

Los manifiestos han jugado un papel central en la historia al promulgar ideas, tanto políticas como estéticas. Estos tuvieron su origen en el Manifiesto del Partido Comunista, publicado por Karl Marx y Friedrich Engels en Londres, en 1848. En éste, los autores expusieron las nociones básicas del comunismo y, con él, hicieron un llamado a la sociedad para enfrentar la opresión burguesa.

A partir de entonces, esta forma de comunicación política, a través de un escrito, ha sido usada para hacer declaraciones ideológicas, promover doctrinas y, en ocasiones, invitar a unirse a un colectivo. Asimismo, los manifiestos se han empleado para denunciar irregularidades en la actuación de diversos gobiernos o en formas de autoridad más circunscritas.

Hacia fines del siglo XIX, a partir del surgimiento de las vanguardias artísticas, los manifiestos se convirtieron en una herramienta con la cual diversas agrupaciones dieron a conocer sus principios y plantearon sus preocupaciones estéticas públicamente. A través de ellos se criticó, en tono combativo y polémico, a grupos o instituciones establecidas con el fin de confrontar las tendencias artísticas en boga y promover recursos estéticos que se consideraban renovadores.