Por: Redacción/
El presente exige un cambio de paradigma que abandone la separación entre mente y cuerpo como entidades independientes y considere que ninguna de ellas está por encima de la otra debido a que la simbiosis que forman es generadora de vida en una sola identidad indisoluble, quedando atrás el fantasma de la máquina, explicó el maestro y coreógrafo Óscar Ruvalcaba.
El Foro Casa de la Paz, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), recibió la tercera y última entrega de la trilogía Algo viene flotando sobre las aguas, una idea original del maestro Ruvalcaba, profesor de la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello, del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Esta pieza se basa en el dogma El fantasma en la máquina, acuñado en el siglo XX por el filósofo Gilbert Ryle, quien refutó la teoría cuerpo-mente del filósofo René Descartes, al proponer que hay una entidad fantasmal que habita el cuerpo y es conocida como alma o espíritu, que mantiene una relación de verticalidad con su contenedor, volviéndolo un muñeco vacío que se mueve a voluntad del ocupante, explicó Ruvalcaba.
Sin embargo los debates filosóficos de finales del siglo XX y principios del XXI dejaron claro que la conciencia es también resultado del cuerpo, por lo que establecer una división tan tajante entre ellos resultaría un grave error, pues finalmente se trata de un conjunto indivisible que echa por tierra la teoría del fantasma en la máquina de Ryle, añadió el director de la obra.
La pieza retoma este debate para reflexionar sobre la relación de sometimiento que ha establecido occidente con respecto del cuerpo y la naturaleza, y a partir de ahí construir sus principales argumentos artísticos en torno a la visión del poder y a la manera en la que aquel puede utilizarse como herramienta, donde la sensualidad se posiciona como arma contundente para conquistar y dominar.
A lo largo de la obra, los bailarines muestran una gama extensa de movimientos cargados de sensualidad, arrebato, furia, tristeza y soledad, en actos de coreografía conjunta y de soltura individual.
La puesta en escena proyecta instantes de verdadero abandono y transparencia que abren paso a escenas de dolor e inocencia, sentimientos ejecutados con gran destreza por Raúl Tamez, un ejecutante de rango invitado que asumió las distintas imágenes de la pieza. Destaca la participación de Yazmín Rodríguez, Gerardo Guerrero y Alejandro Borquez, miembros de la compañía de Oscar Ruvalcaba.
En la obra no existe un sentido de solidaridad y prevalece la competencia de cuatro individuos que independientemente del sexo y género demuestran profunda soledad por su visión de superioridad, añadió el maestro.
La reflexión más profunda oscila alrededor de esta dualidad y busca hacer del movimiento un significado de este exorcismo conceptual para lo cual toma como piedra miliar la premisa posmoderna “el medio es el mensaje”, promoviendo además la tolerancia y la idea de que no hay seres superiores, sino básicamente distintos.
Basada en los paradigmas de la conciencia humana, esta trilogía se compone de Folio en blanco, como analogía a la pureza del nacimiento de cada ser que va poblándose por experiencias e historias; El buen salvaje que plantea que el ser humano es inherentemente bueno por nacimiento, pero la sociedad lo descompone y corrompe, y ésta última dedicada a la verticalidad entre mente y cuerpo.
El fantasma en la máquina, que inició funciones en abril y continuaron en julio de este año en la UAM, se presentará en el Festival de Danza Contemporánea de la Ciudad de México durante los primeros días de agosto, y en diferentes partes del territorio nacional durante los meses subsecuentes.
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