Por: Redacción/
Amaneceres de filones luminosos que tiemblan en reacción al canto de los pájaros, atardeceres acompañados de las mismas aves y ahora de cacerolas, cláxones, ambulancias; salones que simulan la lluvia con líneas rígidas de luz multiplicándose y goteos simulados con las palmas de la mano; un Mondrian que tiembla ante los graznidos de una guacamaya, y metralletas que agujeran delicadamente una hoja de papel son algunas de las experiencias que podrás disfrutar en la exposición Magdalena Fernández. Ecos, en el Museo de Arte Carrillo Gil.
Ecos reúne algunas obras que la venezolana Magdalena Fernández ha desarrollado en los últimos 20 años. Se inaugura este sábado 30 de marzo al mediodía, permanecera una temporada en Puebla, de julio a noviembre.
Las preocupaciones artísticas de la autora combinan el lenguaje de la abstracción con la imitación de la naturaleza, la experiencia sensible mezclada con la rigidez de las figuras geométricas, ortogonales, de la tradición abstracta. Además, Fernández acude a técnicas múltiples, como el stop motion, el video análogo y digital, el grabado, la animación y el montaje, entre otras.
Su formación académica, ligada al diseño gráfico y su manera orgánica de percibir el mundo, cercana a la contemplación, se han mezclado a lo largo de su carrera para construir una visión que retoma las gramáticas de la tradición artística consagrada y a la vez las reinventa.
No se trata de buscar perfeccionarlas, sino llevarlas a un nuevo ámbito de enunciación cercano a la intimidad, al contexto social, la fauna latinoamericana, la vida doméstica y la percepción de monumentalidades naturales para devolver algo de tibieza humana a la abstracción marcadamente racional.
Se trata de “un intento de hablar de inestabilidad, movilidad, fragilidad, de contemplación a través del lenguaje abstracto”, explica Fernández en mensaje a medios y acompañada de la directora del museo, Tatiana Cuevas, y de uno de los curadores, Carlos Palacios, quien trabajó en coordinación con Anel Jiménez.
“Intento a través de las distintas piezas siempre hablar de movimiento, entonces hay una aproximación a la naturaleza desde el problema de la inestabilidad y de movimiento. No importa qué medio use, siempre de alguna forma trato de abordar ese problema, así sea en papel”, abunda la artista.
La exposición lleva el nombre de Ecos porque trata de referenciar lenguajes de ida y vuelta, sonidos de frases que regresan quizás distorsionados pero renovados, explica el curador Palacios.
“La historia que está subyacente en muchas de las piezas, la figura histórica, la obra histórica, que son referentes, regresan en un eco renovado desde la mirada de Magdalena, que es una mirada especial en esa retórica”.
“Nos interesaban obras que tuvieran resonancias, que tuvieran ecos”, agrega Palacios sobre la selección que incluye una doble imitación monumental de la lluvia, que simula el sonido de las gotas de agua con las palmas de la mano y al agua con rayones de luz; divertimentos que suman video y sonido encapsulado en audífonos, y una indagación en azul en torno a los intersticios y sus posibilidades, entre otras manifestaciones.
El Museo de Arte Carrillo Gil se ubica en Avenida Revolución 1608, en San Ángel. Horario de martes a sábado, los domingos es entrada libre. El recinto abre sus puertas de 10:00 a 18:00 horas. El costo de acceso es de 50 pesos.
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