Por: Vicente Flores Hernández
Ese día, todo el mundo se llenó de imágenes referentes a los ideales Nelson Mandela. La noche en que el mandatario sudafricano murió se volvió un poco más fría y oscura. Hace dos años que se fue, tras sufrir de seis meses de problemas pulmonares.
Mandela falleció a los 95 años, a las afueras de su casa, cerca de las 20:50, miles de seguidores se reunieron para rendirle un homenaje al recién difunto. Las palabras de Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica empezaron a retumbar en cada televisor al rededor del mundo: “se apagó, ahora está descansando, se encuentra en paz, siempre te amaremos, Mandela“.
Premio Nobel de la Paz en 1993, Nelson fue un gran activista y político sudafricano que lideró los movimientos contra el apartheid, – sistema de segregación racial dándole mayor poder a la raza blanca- y que, tras una larga lucha que culminó con su estadía de 27 años en cárcel, lidereó en 1994 el primer gobierno que puso fin al régimen racista.
Mandela inició un Plan de Reconstrucción y Desarrollo, que destinó grandes cantidades de dinero a mejorar el nivel de vida de los sudafricanos negros, segregados en algún momento, en cuestiones como la educación, la vivienda, la sanidad o el empleo, e impulsó asimismo la redacción de una nueva constitución para el país, que fue finalmente aprobada por el parlamento en 1996. Un año después cedió la dirección del Congreso Nacional Africano a Thabo Mbeki, destinado a convertirse en su sucesor en la presidencia. En 1998, dos años después de haberse divorciado de Winnie, contrajo matrimonio con Graça Machel, viuda del antiguo presidente de Mozambique, Samora Machel.
Apartado de la vida política desde 1999, recibió múltiples reconocimientos, aunque, sus problemas de salud hicieron cada vez más esporádicas sus apariciones públicas. Pese a su retirada, el fervor que Mandela despertaba en sus compatriotas siguió vivo: en 2010 estuvo presente en las ceremonias del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, y recibió el caluroso apoyo de la multitud; en julio de 2013, estando el líder gravemente enfermo, la población sudafricana se lanzó a las calles para celebrar su 95º aniversario. Elevado a la categoría de uno de los personajes más carismáticos e influyentes del siglo XX, su figura ha entrado en la historia como encarnación de la lucha por la libertad y la justicia y como símbolo de toda una nación.
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