Por: Jenifer Nicole Fuentes Luna

Dicen que si quieres ser inmortal escribas un libro ya que el papel no muere. Donceles es el mejor ejemplo de esta frase. La cantidad de autores —muchos de ellos ya fallecidos— que existen entre sus estantes y filas de textos que llevan décadas, e incluso siglos, y nos recuerdan que si algo puede durar para siempre, aunque eso pueda significar un segundo, son los libros.

Ser una de las calles más antiguas del centro, otorga a la calle de Donceles historias detrás de cada edificio, de cada casa, de cada persona que ha pasado por ahí buscando un poco de otros mundos para perderse, para aprender, para ser parte de la experiencia que las librerías de viejo pueden darte, porque ahí el papel guarda a los inmortales y el tiempo parece no pasar nunca.

Por: Gustavo Ferreyra

Por: Gustavo Ferreyra

Érase una vez, una calle…

Para el año de 1524, dos después de que el imperio azteca cayera, los nobles escogieron algunas calles del centro de Tenochtitlan para vivir. Entre ellas estuvo Donceles, que para ese momento ya había sido bautizada debido a la juventud y alcurnia de sus habitantes llamados Doncel por ser hombres jóvenes que no habían tenido relación alguna.

El documento que avala que la calle era conocida por ese nombre, es una petición al grupo de sacerdotes por parte de un hombre llamado Antonio Marmolejo.

Muchos siglos después, las fronteras entre Tenochtitlán y la ciudad colonial desaparecieron debido al crecimiento desenfrenado que se dio en el siglo XIX y XX haciendo que las clases pudientes crecieran hacía el poniente, norte, oriente y sur, junto con los “barrios de indios”, titulados así desde la conquista.

Lo anterior dejó a Donceles como el centro de los sitios de tolerancia que unió los lugares de vicio con recintos culturales como el Colegio Nacional, la Academia de la Lengua y el edificio del Senado.

Donceles fue la calle donde Carlos Fuentes ubicó su novela fantástica Aura, con edificios famosos por su arquitectura, tales como el Hospital del Divino Salvador, el Palacio de los Condes Heras y Zoto, el Teatro de la Ciudad de México, el Templo de la Esperanza y la casona que alberga a la Unión Gastronómica.

Sin embargo, actualmente es conocida por la cantidad de librerías de viejo y negocios de venta y reparación de cámaras fotográficas que existen.

Según el registro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), en Donceles existen 14 locales de librerías de viejo o de ocasión que, junto con 65 librerías de nuevo ubicadas en el Centro, más 42 que están ubicadas en el pasaje Zócalo-Pino Suárez, representan un 30% de las que hay en la Ciudad de México y casi un 10% del país,  sin contar los 60 puestos en el Callejón de la Condesa y las 30 pequeñas librerías semi-fijas del llamado Corredor Cultural Balderas que hacen un total de 150 librerías ubicadas en el perímetro A de la ciudad.

Por: Gustavo Ferreyra

Por: Gustavo Ferreyra

Comprar para vender

La variedad de libros que se pueden encontrar en Donceles es impresionante. Las filas que descansan en los muebles son de diversos autores, idiomas y temas, el hecho de ver la cantidad que existe sorprende.

Todos éstos, son adquiridos por los dueños de las librerías a través de llamadas, o visitas, de hombres que recibieron el legado literario de su abuelo y por falta de tiempo, interés, espacio, u otras razones, quieren venderlos. El dueño de la librería que fue contactada va a verlos, propone una cantidad por los títulos y si es aceptada, regresa con ellos.

Los volúmenes adquiridos se dividen por tema y autor, se revisa la edición en la que fue impresa, el estado en el que se encuentra, el idioma en el que viene y, dependiendo de eso, se les asigna un precio. Después de eso lo único que se puede hacer es esperar a que algún lector o curioso se anime a leerlo y lo compre.

Cuando el tiempo de espera de un libro ha sido largo empieza a disminuirse el precio y ponerse más a la vista hasta que forma parte del montón que tiene un letrero que indica la oferta que no puede desaprovecharse.

Pero hay libros que no logran venderse por más ofertas que se le coloquen, debido a que los temas que manejan, como por ejemplo los que son de las décadas de los 80 y 90 que tienen como tema central el uso de las computadores o softwares e, incluso, de Internet, que debido al avance tecnológico ya no tienen ninguna utilidad.

Estos textos, representan pérdidas al momento en que son enviados a la planta de reciclaje y, últimamente, debido a las modas, éstos se han convertido en un ornamento que queda perfecto en las casas como mesas, estantes, o de simple adorno en oficinas.

Todo el proceso fue explicado por Miguel Ángel, quien lleva dos años trabajando en la librería Aura y admite que las ventas han bajado un poco, pero no ve un final para las librerías de viejo debido a la accesibilidad que ofrecen.

Por: Gustavo Ferreyra

Por: Gustavo Ferreyra

Qué bonito es lo viejo

Las cadenas de librerías como El Sótano, Gandhi, Porrúa, o Péndulo son el lugar idóneo para encontrar libros nuevos de varios precios y estilos por ser lugares que pueden visitarse fácilmente debido a la presencia en plazas comerciales.

Pero, aunque Donceles no es el único lugar en el que puedes visitar las librerías de ocasión, pisar el centro histórico y conocer esta emblemática calle hace que comience a aparecer en tu lista como el mejor lugar para conseguir libros sin gastar demasiado o, al contrario, invertir mucho en un título que puede estar descontinuado, y que no se vende en el país, que es difícil de conseguir, o incluso, que sea una primera edición de hace más de un siglo. 

Además de que los carteles con las palabras; oferta de $10 a $30; novelas en inglés, enciclopedias completas y novelas en liquidación que descansan en pilas de libros, te llaman a tocarlos, leerlos, interesarte; se convierten en una experiencia que quieres volver a vivir porque, husmeando por alguno de esos montones, quizá te topes con aquel título que tanto deseabas.

Donceles, aunque la tecnología esté amenazando a los libros físicos debido a su practicidad (¿por qué cargar veinte libros si puedes tener mil en un lector digital? No tiene sentido), sigue siendo visitado por lectores que saben que el aroma que suelta el papel, las historias reflejadas en las dedicatorias, las firmas de los propios autores, o el sólo hecho de encontrar una versión íntegra de los poemas de Walt Whitman o un A Sangre Fría en inglés y primera edición, son tesoros que pueden ser hallados en estas librerías de viejo que, después de visitarlas, te resultan bonitas.

“El encanto de las librerías de viejo es venir, buscar y encontrar un título o autor del que nunca habías escuchado y llevártelo porque te pareció interesante. Hoy en día, eso se está perdiendo. Los chavos vienen y piden un título y autor específico sin aceptar recomendaciones o libros similares que les pueden ayudar de igual manera”, comenta el vendedor de la Librería Viejo.