Por: Mugs Redacción
Considerado uno de los complejos culturales más importantes del país, que incluye música, danza, lírica y fiesta, el fandango es una tradición que se ha esparcido por diferentes regiones donde se ha diversificado, diluido o transformado, y ha trascendido al tiempo. Las características de este macro género se analizan en el fonograma Cuando vayas al fandango… Fiesta y comunidad en México, volumen I, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El número 62 de la serie Testimonio Musical de México, que el INAH publica a través de la Coordinación Nacional de Difusión, cuenta con tres discos de sones, jarabes, polcas, valses y pasodobles, entre otros, además de nueve textos de fandangueros e investigadores, quienes realizan un recorrido por la geografía musical y festiva de México.
Benjamín Muratalla, subdirector de la Fonoteca del INAH, explicó que se trata de tres producciones con poco más de 40 piezas interpretadas por agrupaciones tradicionales y por grupos actuales. Incluye canciones grabadas entre 1959 y 1965; las más recientes datan de 2011.
Dijo que en 2013 el Foro Internacional de Música Tradicional (que se realiza dentro de la Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia, FILAH) dedicó su novena edición a este multifacético género, donde diversos especialistas presentaron sus puntos de vista sobre el tema; el disco es producto de esas investigaciones.
“Hay artículos que describen la fiesta, la música, los repertorios; los hay críticos sobre el fandango; los de orden histórico describen la trayectoria de este complejo cultural. El testimonio más antiguo es una selección de lo mejor presentado en el Foro”.
El titular de la Fonoteca del INAH comentó que el fandango es uno de los géneros festivos más vigorosos de nuestro país, el cual se sigue cultivando en gran parte del Occidente, en el Golfo de México y en algunos estados del sur-sureste; Michoacán, Guerrero y, en determinadas poblaciones de Oaxaca.
Con pilares como la lírica, el zapateado y la música, esta fiesta inició su andar desde finales del siglo XVII, forjando su identidad como resultado de la fusión de los ritmos europeos traídos por los españoles, con el sentir, la emotividad y las características de la nueva población que posteriormente se reconoció como mexicana.
Es un género muy propio del país, aunque también existe en otras partes del continente, como en Centroamérica, Colombia, Venezuela, Perú, Chile, incluso en Brasil.
Ana Zarina Palafox, promotora, músico y versadora, quien participa en este volumen con el escrito “Fandango en oposición a escenario”, resaltó la situación actual del género: “Si se aprecia desde la parte urbana, de los medios, incluso de la académica, puede sentirse como algo que ocurría en un pasado romántico.
“Muchos de los que nos hemos adherido a las diferentes manifestaciones que lo conforman lo vemos como una vía de rescate, en la cual nos rescatamos a nosotros mismos”.
El fandango es un ejemplo de interrelación social horizontal, donde las jerarquías se manifiestan a partir del reconocimiento de la comunidad a las facultades artísticas y humanas de los versadores, músicos y bailadores participantes.
La promotora enfatizó: “Un fandango no es un escenario chiquito; la forma de participación de la gente en él es muy diferente a la hegemónica en nuestra cultura occidental urbana, que es el lucimiento artístico-escénico en los escenarios.
“El promotor cultural Andrés Moreno citó: ‘El que va a un fandango a divertirse está muy bien, pero el que va pretendiendo divertir a los otros rompe la armonía’, entendiendo el término divertir como diversificarse uno mismo de lo cotidiano, no la catarsis ni el echar relajo”.
Otros textos son “El crisol fandanguero: consideraciones acerca de una ocasión celebratoria colectiva”, de Carlos Ruiz; “Recontextualización de tradiciones alrededor de la tarima”, escrito por Raquel Paraíso, y “Hasta que raye el sol. El baile de tabla en Churumuco y La Huacana”, de Alejandro Martínez de la Rosa.
Se incluyen “El fandango mariachero en las costas del Pacífico michoacano”, de Daniel Gutiérrez Rojas; “El fandango hermético. El baile tradicional de la Tierra Caliente como danza”, cuyo autor es Jorge Amós Martínez; Anastasia Guzmán Sonaranda participa con “Un eterno sonar del caracol. El fandango como aprendizaje musical y social en las escuelas formales de música”.
El fonograma Cuando vayas al fandango… Fiesta y comunidad en México, volumen I, puede adquirirse en las tiendas de los museos del INAH y en las librerías Educal.
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