Por: Redacción
Una de las premisas principales del modelo pedagógico que rige al Movimiento Nacional de Agrupaciones Musicales Comunitarias, operado desde el Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM) de la Secretaría de Cultura, es la conectividad entre los docentes y su comunidad integrada por alumnos, padres de familia y promotores culturales.
Muestra de ello son la Orquesta Comunitaria Lomas del Paraíso, del Sistema Jalisco es Música; la Orquesta Comunitaria Río Nuevo, de Mexicali, Baja California; y la Banda Comunitaria Santiago Troncoso, de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Los respectivos directores de las agrupaciones: José Antonio Herrera, Antonio Malavé y Pablo Cervantes, participaron en el Encuentro Nacional de Planificación Estratégica para la Educación Musical Comunitaria, que tuvo lugar en el Hotel Ramada (Puente de Alvarado), en la Ciudad de México los días 15 y 16 de mayo.
Pablo Cervantes calificó como fundamental el que se realicen este tipo de encuentros, principalmente por dos razones: compartir y dar cohesión y ritmo común al trabajo musical comunitario.
En su opinión no tiene caso la realización de esfuerzos culturales de trabajo aislados, ya que la unión entre padres de familia, profesores y alumnos es la fuerza para que una orquesta exista y crezca.
“Este encuentro fue un intercambio interesante, se daba la posibilidad de que un mismo problema lo tuviera otra agrupación y haya encontrado una solución. Asimismo, se escucharon técnicas para dar cohesión y ritmo común a un trabajo”.
Antonio Malavé se dijo emocionado de participar en el encuentro, ya que el hecho de que docentes y directores de agrupaciones se reúnan para organizar actividades para un año y medio muestra el interés y preocupación por el desarrollo de las agrupaciones comunitarias.
“Los escucho a todos y quiero seguir trabajando. Veo personas apasionadas por su trabajo y que quieren lo mejor para sus alumnos. Una de las cosas que planteamos fue la posibilidad de intercambiar maestros, pues no todos tenemos docentes o especialistas de cada instrumento.
Asimismo, el creador venezolano nacido en Caracas el 18 de marzo de 1986, dijo que “los muchachos tienen que saber que no siempre serán dirigidos por la misma persona”.
Por su parte José Antonio Herrera, coordinador general y director artístico del Sistema Jalisco es Música, comentó que el Encuentro Nacional de Planificación Estratégica para la Educación Musical Comunitaria es “tremendamente” necesario ya que cada una de las agrupaciones comunitarias hacen un trabajo que se da poco en el país.
“Al hacer un trabajo comunitario nos topamos con problemáticas y detalles del día a día, asistir a estos eventos primero sirven para compartir, uno descubre que no está solo y que el trabajo sí es rudo”.
A consideración de José Antonio Herrera el trabajo en las orquestas comunitarias es una innovación en todo el mundo, aunque, comentó, en un principio le “costó trabajo” el integrar el trabajo social (conferencias y charlas) a una dinámica en la que se pensaría es más de práctica instrumental.
“Debo confesar que en un principio buscaba un resultado musical al dirigir una orquesta, me decía: para qué quiero que un niño se pase un tiempo haciendo corazoncitos. Yo quiero que el Do le salga bien, pero resulta que se obtiene un mejor resultado musical cuando los niños trabajaron en una actividad conjunta”.
Agregó: “Aquí uno se da cuenta que lo importante no es el chico músico. Uno como director se entera de vidas y contextos complejos, cuando te encuentras con chicos que son tan vulnerables descubres que el trabajo comunitario es indispensable”.
El docente compartió el proceso de trabajo previo a una presentación de niños instrumentistas de Santa Teresa, Lomas del Paraíso y La Cofradía de Jalisco, en la ciudad de Guadalajara.
“Se proyectó que en tres meses se realizaría un concierto, para ello se prepararon actividades respecto a temas de igualdad, derechos de la mujer, se llevó a los niños de paseo, jugaron. El haber tenido actividades planeadas dio una presentación por encima de lo que se esperaba”, afirmó José Antonio Herrera.
Aseguró que el resultado musical con niños siempre será lindo pero que al enfocarse en un trabajo comunitario las presentaciones cobran otro sentido. “El proceso de trabajo es más enriquecedor y la experiencia musical se triplica cuando tienes niños que tuvieron horas de convivencia, que se rieron, hicieron migas con gente con la que no coincidían en gustos y estilos de vida”.
Antonio Malavé, director de la Orquesta Comunitario Río Nuevo, de Mexicali, Baja California, expuso que la música es el pretexto para realizar un programa sociocultural y la herramienta para hacer y unir a la comunidad.
En su experiencia la música ha servido para presentar un abanico de oportunidades, llenar un vacío y a su vez elevar el ego para que los niños se sepan especiales y que son el futuro de la sociedad. “Los niños que integran la Orquesta Comunitaria Río Nuevo siempre los he visto como una generación que cambió la historia de su ciudad”.
Comentó que el trabajo con esta agrupación ha sido de la comunidad de Mexicali y que los padres de familia han tomado el proyecto como propio. “En la ciudad no existía un proyecto con estas características, acceder a un violín era algo que nadie podía costear, ahora los chicos cuentan con sus instrumentos, atriles y espacio donde ensayar. Sólo se tuvo la intención de que los padres y sus hijos se acercaran a la disciplina y con eso generamos un trabajo lindo”.
El ex miembro de la Orquesta Sinfónica Nacional Infantil y Juvenil de Venezuela en el periodo (1998-2002), aseguró que en la Orquesta Comunitaria Río Nuevo es una familia.
“Hemos hecho una comunidad alrededor de la orquesta, además de tocar los niños disfrutan de amistades, cariño. La verdad ha sido muy fácil hacer comunidad. Muchos niños no tienen a sus abuelos, tíos o primos en la ciudad al decidir migrar, por lo que la orquesta se ha convertido para ellos en una familia sustituta. Me siento contento de que se sientan a gusto en ella”, puntualizó.
Pablo Cervantes, director de banda Comunitaria Santiago Troncoso, Ciudad Juárez, explicó que el trabajo comunitario consiste en inculcar valores prácticos como el compromiso, la responsabilidad, el respeto, la tolerancia y la disciplina y el desarrollar habilidades humanas.
Añadió que el trabajo comunitario se ve en la ejecución de la orquesta, pues no se debe hacer una cosa sin la otra. “Para que un niño ejecute bien es necesario que esté cómodo y contento y eso se logra al hacerle un cumplido, así su realidad empieza a cambiar en el momento en el que está con la banda”.
Indicó que de manera particular el trabajo con la banda consiste en formar ciudadanos. “No nos importa tanto si el niño toca afinado o no, nuestro trabajo no se trata de afinar o que toquen bien una nota, primordialmente se trata de formarlos.
“Hay niños que descubren que los contextos no son como en su barrio o su casa, cambian sus hábitos de auto respeto y autoestima y empiezan a entender que las realidades pueden ser distintas.
“La dinámica principal es la música y hay miles maneras de hacer música, pero además es cantar cualquier canción juntos, el tomarse de las manos y seguir un ritmo, verse a los ojos y respirar con un compañero, creo que sobre todo es colectivo y el niño acaba por entender que las cosas se resuelven mejor en equipo”.
Finalmente, Pablo Cervantes manifestó que con el trabajo comunitario se pone un grano de arena como el que ponen los padres al mandar a los niños a la escuela, con el fin de formar adultos prósperos y desarrollados en el sentido humano”.
El Encuentro Nacional de Planificación Estratégica para la Educación Musical Comunitaria se organizó en mesas de trabajo, en las cuales sesenta representantes de orquestas, bandas, ensambles y coros buscaron definir estrategias que apuntalaran la instrucción musical como vía para reforzar lazos comunitarios y formar mejores ciudadanos.
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