Por: Redacción/
A la cuenta regresiva de diez, la estructura inspirada en pirámides aztecas y mayas, que durante una semana construyeron de manera colectiva vecinos del Bosque de Tláhuac con el artista francés Olivier Grossetête, fue colapsada como parte de la instalación Arquitectura efímera, que se realizó en el marco de Escénica. Festival Internacional de Artes Escénicas.
El encuentro de teatro y danza más grande del país trajo por primera vez a la Ciudad de México a Olivier Grossetête, artista plástico conocido a nivel mundial por sus construcciones monumentales participativas de cartón, quien disfrutó de una magnifica experiencia al suroriente de la capital. “Estoy sorprendido por haber estado en un bosque lejos del centro de la ciudad”, manifestó en entrevista.
Con intervenciones en países como Francia, China, Nueva Zelanda, Noruega, España, Reino Unido, Dinamarca, Italia, Irlanda y Tailandia, Grossetête llegó al Bosque de Tláhuac para brindar “una experiencia única” que consistió en tres etapas que han popularizado su obra de cartón y cinta adhesiva: pre-construcción, construcción y de-construcción.
A lo largo de siete días, miembros de la comunidad y asistentes a la Fábrica de Artes y Oficios (Faro) Tláhuac se dieron cita para preparar los elementos que conformarían la estructura. El artista compartió algunas técnicas de ensamblaje en lo que, en palabras de Alejandro Rincón Gutiérrez, líder coordinador del recinto, “fue un aprendizaje colectivo y comunitario”.
El pasado domingo 18 de agosto, decenas de personas de todas las edades participaron en la segunda etapa, que consistió en el armado y elevación de la arquitectura que superó los 17 metros de altura. “Me parece magnífica la participación del público mexicano, tiene una habilidad importante con las manos”, destacó al respecto el creador.
Sobre la gran convocatoria que tuvo la segunda fase de construcción, Grossetête agregó: “En otros países hay menos participación en la construcción, y en la destrucción viene todo el mundo. Me parece positivo que en México prefieren construir que destruir, aunque la destrucción es un momento importante porque remarca el hecho de que es una experiencia colectiva lo que se busca y no el resultado final de la pieza”.
El último acto radicó en jalar de una cuerda para derrumbar la estructura. Después niños, jóvenes y adultos escalaron poco a poco las ruinas para separar y aplastar cada cartón. “Esto fue muy entretenido y fuera de lo común, es una sensación distinta deshacer las cosas”, expresó Omar, vecino de la zona que paseaba con su hijo por el bosque.
“Me asombré cuando se cayó todo, pero fue muy divertido. Convivimos entre familia, creo que te ayuda a sacar de otra manera los problemas de la casa”, mencionó la señora Verónica, habitante de los alrededores que acudió en compañía de sus padres, hijos y hermanas.
En el desarme material y simbólico de la pieza “era importante que la gente tuviera conciencia que la destrucción tenía que ocurrir de manera armónica, desbaratar juntos lo que hicimos juntos como un ejercicio de participación ciudadana y solidaria”, enfatizó Alejandro Rincón Gutiérrez.
Tanto el responsable del recinto cultural como el artista francés celebraron la invitación que Escénica hizo a artistas internacionales y de otras latitudes de la ciudad. “Tendría que haber muchísimos más festivales como éste porque el arte va a salvar al mundo, está hecho para reunirse y reencontrarse”, opinó Olivier Grossetête.
El encuentro que logró reunir a más de 400 artistas nacionales e internacionales en más de 120 actividades gratuitas de teatro, danza, circo, performance, títeres, instalaciones, clases magistrales, talleres y charlas, fue organizado por el Gobierno de la Ciudad de México a través de Grandes Festivales Comunitarios de la Secretaría de Cultura local.
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