Por: MUGS / Redacción
La publicación Los últimos hijos va dirigida a todas las personas que se han cuestionado ¿voy a tener hijos?, ¿voy a tener una familia?, comentó Antonio Ramos Revillas (Nuevo León, 1977) sobre su segunda novela, coeditada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y Editorial Almadía, en la presentación realizada en el Centro Cultural Elena Garro.
El escritor de 38 años de edad explicó que a partir de esas preguntas la novela responde a muchas cosas y también genera más preguntas. “Es una novela que aborda la imposibilidad de la familia y cómo ante esta imposibilidad uno debe construir nuevos lazos y nuevos destinos. Se habla de la pérdida de los hijos en el que hay un sinfín de grados de dolor e insatisfacción”.
El ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Julio Torri 2005 estuvo acompañado durante la presentación por las escritoras Guadalupe Nettel y Verónica Gerber Bicecci, quienes sostuvieron una charla con el autor e intercambiaron comentarios.
En Los últimos hijos se cuenta la historia de Irene y Alberto, un matrimonio joven que vive en la ciudad de Monterrey, pero su estable vida clasemediera es trastocada cuando pierden al hijo que esperaban; a lo largo del relato, su casa es sustraída, recorren carreteras del norte del país y confrontan sus sentimientos más profundos e inconfesables.
Guadalupe Nettel, ganadora del Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero, dijo que para ella fue un gusto descubrir a un autor joven que tiene el interés por abordar temas íntimos, privados, relacionados a la pareja y la familia. “Además de temas sobre la familia y la paternidad, aborda todos esos quiebres de la personalidad que va teniendo un individuo al hacerse mayor, los golpes que lo van forjando, destruyendo y arrasando con sus sueños”.
La autora galardonada con el Premio Herralde de Novela 2014 cuestionó a Antonio Ramos Revillas el interés en estos temas, por lo que el becario Fonca 2012 respondió que cuando escribió el libro muchos de sus conocidos hablaban de la paternidad como si los hubiera hecho mejores personas y fueran individuos que tuvieran una verdad universal. “Yo decía: es una gran mentira porque conozco muchos padres que no son buenos”.
Explicó que en su novela, coeditada por el Conaculta y Almadía, presenta una versión de la familia que en el momento de escribir surgieron otros temas y quiso explorarlos. “Todas las familias que aparecen son familias destruidas, con ello no quiero decir que mi familia sea así, simplemente he visto eso en nuestra sociedad y quise abarcarlo”.
En opinión de la artista visual y escritora Verónica Gerber, en la novela aparece la desolación, y le preguntó a Antonio Ramos ¿cómo es este universo en el que viven tus personajes?
“Creo que todos estamos desolados y hacemos cosas para alejar esta desolación y por desolación me refiero a este arte repetitivo que es vivir, me lo pregunto porque mi vida es mecánica, me la paso en los aviones, autobuses y de repente sé que debo hacer ciertas fugas.
“En el caso del personaje de Alberto, tiene que fugarse. Siempre me ha gustado narrarle a la gente que quiere encontrar sus ideales, pero que a la hora de la hora estos ideales siempre se cumplen de manera rasgada, esa es la literatura, lo que a mí me gusta narrar”, refirió Antonio Ramos.
En Los últimos hijos, el autor narra una huida por carreteras del norte del país, en estos pasajes ofrece descripciones del desierto, montañas, amplitudes y pueblos. “Como narrador originario del norte creen que debo hablar del narco, de temas de la frontera, pero no son temas que llamen mi atención”, compartió el egresado de letras españolas de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
El escritor relató que, a diferencia de otros de sus textos, tuvo el final desde el principio. “Supe a dónde quería llegar y el trabajo fue encontrar las sorpresas de la historia para alcanzar ese final, en algún momento cada uno de los elementos iban reconfigurando la historia, esta novela fue mucho de rellenar espacios en blancos”, apuntó.
Guadalupe Nettel resaltó que el tema que presenta Antonio Ramos y lo describió de universal, pues se puede entender en cualquier lugar lo que considera es una de las mayores virtudes de la novela. “En este libro se respira el entorno, la tensión, la desolación, la pérdida de ilusiones posibles por una naturalidad que palpita, no se ve buscada, eso es una gran virtud”, destacó.
Antonio Ramos Revillas ha sido becario del Centro Mexicano de Escritores, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y de la Fundación para las Letras Mexicanas. Obtuvo el Premio Nacional de Cuento Joven Julio Torri 2005. Fue seleccionado por el Hay Festival, el British Council y Conaculta como uno de los mejores narradores menores de 40 años del país. Dirige la editorial 27 Editores. Recibió el Premio UANL a las Artes 2015 por su trayectoria literaria.
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