Autor: Gustavo Ferreyra /
Maxcanú, Yucatán, México.- Qué pequeño se siente uno cuando se levanta la vista a más de 60 metros de altura y en el techo de una caverna inexplicablemente hay lo que dicen son pinturas rupestres, pero no es así son geroglíficos mayas perfectamente trazados. Uno está en el inframundo, los glifos en el supramundo, algunos los llaman el cielo, otros donde consideran que habitan los dioses.
Este sitio es la gruta de Uktún Usil, en el municipio de Maxcanú. Un sitio casi intocado, en el que existen enterramiento de la cultura maya, restos de vasijas, osamentas, cerámica y cosas sorprendentes.
Para llegar a esta parte del inframundo hay que descender de lo que se considera el mundo terrenal. Todo aquí es percepción, sensaciones y simbolismos para entender parte de esta cultura milenaria creadora del número cero.
La gruta de Uktún Usil está oculta a la vista de curiosos, solo algunos guías conocen el camino, un largo trecho, angosto, tanto que difícilmente pasan dos vehículos al mismo tiempo. Son unos tres kilómetros de terracería rodeados de maleza, plantas curativas, aves multicolores, es parte de esta selva donde coexiste la fauna, los observadores de pájaros, arqueólogos -en algún momento-.
Las representaciones del mundo celestial o supramundo, lo terrenal y el inframundo están en cada pedazo de esta tierra en la que su memoria milenaria se conserva en cada zona arqueológica y que a decir de los habitantes en muchos casos debajo de lo que parece un pequeño cerro, se trata de sitios en los que seguramente hay registros prehispánicos ocultos bajo toneladas de tierra y plantas. Fragmentos de esta cultura maya pendientes de ser descubiertos.
Aquí se conjugan las creencias mayas, católicas y que forman parte de ese pasado milenario, pero también de una memorabilia más cercana, para ser un poco más precisos, de la época porfirista, de la cual hay quienes aún señalan en cuanto a los vestigios de las viejas plantaciones de henequén y que en muchos casos se están cayendo a pedazos: “cuando éramos esclavos“.
Los simbolismos los mencionan nuestros guías en muchos momento del recorrido, de esta aventura que nos lleva a caminar por un camino entre la selva, entre altísimas ceibas, amates y otros árboles que cubren y ocultan a la vista maravillas naturales y humanas.
Para llegar a la gruta de Uktún Usil. El guía Víctor Tolosa narra que de acuerdo con los arqueólogos que han trabajado en la zona, los registros paleontológicos refieren que esta área estuvo hace miles de años bajo las aguas marinas y que algunas grandes rocas que parecen carcomidas en realidad forman parte de los registros históricos de bancos coralinos.
Así se llega hasta un punto en el que la maleza no permite observar ninguna boca de cueva o punto por el que se pueda acceder a “algo”.
Se está en el punto más alto de esta pequeño montículo, para entonces ya caminamos unos 500 metros. El vehículo se quedó en el camino. El clima es benévolo, no hace mucho calor pero en verano la temperatura llega a más de 38 grados y con un alto nivel de humedad.
La altura de los árboles se conjuga con las enormes hojas de las plantas que existen en este sitio, hay que hacerlas a un lado —“no las rompan por favor, aquí se cuida la naturaleza, se convive con ella, es parte de la vida”—, dice Víctor Tolosa.
La entrada a la Gruta es un poco difícil, no imposible. La boca por la que entramos es el acceso a una parte del inframundo maya. Descendemos poco a poco. la iluminación natural del sol de las cuatro de la tarde no alcanza todo el espacio. La luz se ve al otro lado, a unos 500 metros.
Para el acceso y en un largo trecho es necesario utilizar lámparas para distinguir el camino.
Una vez que inicia el inframundo hay silencio por instantes. Impacta el tamaño de la gruta, su belleza, su tic tac tic tac tic tac que hacen las gotas de agua que caen en muchos puntos y que forman estalactitas y estalagmitas.
Parece una gruta más. No es así. La primera sorpresa llega al ver la cúpula, con la luz de las lámparas se pueden apreciar los libros mayas que están en ese “cielo”. Desde el inframundo maya, nos explica que allí, de acuerdo con los pocos estudios que se han realizado, el sitio sería un lugar de meditación y culto.
Con su lámpara, Víctor Tolosa muestra las huellas del trabajo que hicieron sus ancestros. Inexplicablemente en la cúpula de gruta se pueden observar los glifos y también puntos donde según los arqueólogos los mayas cortaron —no hay explicación de cómo ni con qué—, estalactitas a raíz de la cúpula, ni cómo llegaron a ese puntos para dibujar sus símbolos.
Esta es apenas la primera zona de la gruta, es la parte donde no existe ya filtración de agua.
Al avanzar se van descubriendo pequeños altares, enterramientos invocados, inexplorados, hay algunos huesos y vasijas que simbolizan algo, peo que no hay nadie que los estudie ahora. La instrucción es no tocar nada, solo observar.
Si ello ya parece una obra natural y cultural majestuosa. Hay más sorpresas, en el sitio se pueden encontrar algunas inscripciones talladas en las rocas y para quienes podamos dudar de su antigüedad, hay fragmentos óseos que ya están comenzando a fosilizarse y a formar parte de las estalagmitas.
Existen caminos en el interior que de acuerdo con la explicación del guía, formaban parte del renacimiento de quienes allí caminaron o meditaron. Tolosa explica que los mayas utilizaron este sitio para pasar de un Ciel a otro y prepararse simbólicamente ya que a través de esta gruta se ascendía de nueva cuenta al espacio terrenal y para ello había que cruzar.
En el lugar también existen registro de un par de manos pintadas en negativo —como si se tratara de una radiografía—, en una camino que según la explicación formaba parte del proceso de transición. Al fondo de es posible observar el otro punto de la gruta, y en la parte más alta la formación natural de lo que en el piso se refleja como la cara de una calavera.
A través de lo que supone las cuencas oculares y la boca la luz a entra de manera espectacular y en el piso nacen las raíces de un gran árbol de amate que llega hasta la superficie de la gruta. Se sale, dice Tolosa, como si se naciera, es el resurgimiento de los mayas. Esto es una parte del inframundo.
No Comment