Por: Redacción/
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero abren al público la exposición Los ferrocarriles portátiles Decauville en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM), en la ciudad de Puebla.
La exposición ha sido posible gracias a la generosa donación realizada al MNFM por la familia Barbabosa, representada por la señora Bertha Naveda Reza. La conforma un conjunto de piezas únicas, entre las cuales se encuentran la locomotora de vapor marca Lima Loco & Match Co., fabricada en 1895, y un coche de pasajeros abierto, construido alrededor de 1930, mismas que se mostrarán por primera vez al público. Esta donación, como muchas otras que ha recibido el Museo a lo largo de sus más de 30 años de existencia, es ejemplo de la importancia que cobra la participación ciudadana en las tareas de rescate y preservación del patrimonio ferroviario de México.
Durante la inauguración Teresa Marquez Martínez, directora del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero, expresó que “hacer una donación a una institución pública, confiar en esta institución pública y además permitir que el resto de los mexicanos tengan en algún momento acceso a conocerla, es algo muy importante.” Una de las invitadas especiales al acto protocolario fue Natalia Toledo Paz, subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la lectura, quien declaró que “este espacio resguarda nuestro patrimonio ferroviario y nos dice que hubo un día en el que caminamos sobre caminos de hierro, este espacio, este museo nos devuelve aquellos días.” Agradeció la generosidad de la familia al donar las piezas que “son un legado histórico social muy importante para nuestro patrimonio cultural”.
Los ferrocarriles portátiles Decauville, cuya curaduría estuvo a cargo de la doctora Juana María Rangel Vargas, busca generar mediante piezas de colección y un conjunto de imágenes y textos parte del universo de la ingeniería ferroviaria del siglo XIX, cuyos vestigios constatan el legado de inventos, capacidad creativa y diseño que tuvieron lugar en el ámbito ferroviario. También constituye un recorrido histórico por este tipo de tecnología que se remonta a 1875, cuando Paul Decauville, un potentado agricultor del norte de Francia, reprodujo un ferrocarril a escala con vías portátiles, para cosechar cultivos de remolacha azucarera. El invento fue un éxito y se adoptó como transporte de tipo privado.
Los primeros trenes Decauville llegaron a México en 1879, tuvieron su auge durante la etapa porfirista y fueron utilizados hasta 1950 por las haciendas agrícolas y mineras, como parte de la modernización para agilizar el traslado de productos hacia la red ferroviaria nacional, apoyando así el crecimiento económico, tanto del mercado interno como el de las exportaciones. Actualmente, gran parte de su infraestructura material se ha perdido o deteriorado, pero quedan aún importantes remanentes que son modelo de referencia de la ingeniería ferroviaria decimonónica.
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