Por: Redacción/
Luego de tres meses de exhibición en el Museo de la Ciudad de México, a manera de clausura de la muestra Julio Galindo. Alquimista de la imagen, la noche del 8 de enero se presentó en el recinto capitalino el catálogo de este montaje que reunió 48 fotografías realizadas en la década de los noventa, impresas con la técnica decimonónica platino-paladio por este reconocido fotógrafo mexicano.
La exposición mostró al público fotografías análogas realizadas mediante este proceso manual que hace imposible tener dos copias iguales y una mayor escala tonal (en comparación con los procesos de plata), en la cual el artista Julio Galindo se ha especializado desde hace décadas.
“Pocas fotos como éstas son tan blancas, tan negras, tan sutiles en graduación de grises; la técnica en la que Galindo es un maestro tiene algo de arqueología y artesanía en la era digital. Nos damos cuenta que este tipo de imágenes con esta técnica antigua son la esencia de la fotografía y nos lleva a pensar en ésta como un arte”, expresó el poeta, ensayista y editor José María Espinasa, director de la Red de Museos de la Ciudad de México, durante la presentación.
Al comentar el catálogo del montaje —el número 5 de la colección Papeles del Museo, con la que se ha dejado memoria impresa de las exposiciones más recientes en el Museo de la Ciudad—, Espinasa también señaló que “nos da un enorme gusto haber llevado a cabo una muestra de quien consideramos uno de los grandes maestros de la imagen fotográfica de los últimos 50 años”.
Como apuntó Armando López Muñoz, doctor en Filosofía y Teórico de la Imagen, la humanidad tiene “unos 200 años jugando con la imagen fotográfica, después de que quienes iniciaron esto no sabían bien a bien para qué podía servir ese juguete, primero se usó para retratar a gente ‘importante’ y luego para registrar los viajes de los turistas ricos”.
En algún momento, añadió, “también nos dimos cuenta que se puede usar para hacer arte y entonces hubo quien se dedicó a buscar lo azaroso en las calles, tratando de capturar imágenes imposibles”. Por ello, dijo, “el gesto de Galindo con la técnica, retoma una estrategia surrealista no tanto de buscar lo azaroso sino de soñarlo y realizarlo: más que fotógrafo es un botánico o un zoólogo extraído de un mundo onírico, que logra postales de sus sueños”.
Galindo “provoca nuestra posibilidad de imaginar mundos interiores, que se desprenden de las formas provenientes de un proceso en el que intervienen la luz y el papel”, aseguró Héctor Ramírez, curador de la exposición, y, agregó, en las imágenes del artista “se puede ver un claro ejercicio de la libertad a la que aspira el surrealismo”.
Finalmente, Julio Galindo, tras apuntar que la exposición “se dio de una forma muy suave, pues poco a poco Héctor Ramírez iba por las imágenes a mi casa y se fue armando un cierto sentido del montaje”, recordó cómo luego de conocer el trabajo de fotógrafos como el estadounidense Edward Weston, “empecé a tomar fotografías pensando en que los fondos son importantes y comprendí que cuando haces foto, tienes que ir jugando, creando y viviendo las imágenes”.
Las imágenes de la exposición Julio Galindo. Alquimista de la imagen, abierta al público el pasado 10 de octubre, pertenecen a diferentes series realizadas por el fotógrafo en la década de los noventa, con el tema de naturaleza muerta. Ramos de flores, tallos y girasoles marchitos, entre otros elementos inertes, pudieron ser observados a detalle en el recinto de la Secretaría de Cultura capitalina.
Julio Galindo es pionero en técnicas antiguas y fue miembro del Club Fotográfico de México. A lo largo de su trayectoria ha impartido diversos talleres en el Centro de la Imagen, en la Ciudad de México, y en California, Estados Unidos. Se ha especializado en la impresión en platino-paladio y es reconocido como uno de los maestros más importantes de esta técnica antigua.
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