Por: Redacción/
Con la participación de los historiadores Patricia Galeana, David Maciel, Vicente Quirarte y Liliana Weinberg se celebró un foro para conmemorar los 200 años del natalicio de Ignacio Ramírez “El Nigromante” en las instalaciones del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).
En su intervención, la Doctora Patricia Galeana señaló que “Ignacio Ramírez fue, sin duda, uno de los hombres más brillantes que ha tenido México”. Destacó el carácter multifacético del personaje, que combinó su actividad literaria con la vida pública: “fue un hombre de letras que cultivó el periodismo, el ensayo, la poesía y la prosa y un magnifico orador. Fue legislador en el Congreso Constituyente de 1856-1857, ministro de Estado y colaboró, además, con diversos gobernadores, en el Estado de México, en Sinaloa; hizo política y también literatura”, indicó.
La historiadora manifestó que “El Nigromante” fue un “hombre de vanguardia, un liberal puro, verdaderamente radical” que se distinguió por defender la libertad de pensamiento y que se preocupó por los derechos de grupos marginados como los indígenas y las mujeres, tópico que en el contexto de su época no recibían gran atención ni tenían muchos seguidores.
El Doctor David Maciel, profesor emérito de la Universidad de California, recordó que llegó a Ignacio Ramírez, a cuyo estudio dedicó su tesis doctoral, por consejo de Carlos Monsiváis. Indicó que “El Nigromante” fue un erudito multifacético, que creía que México requería una “revolución cultural”, a partir de la educación, para mejorar y elevar las condiciones de vida de la mayor parte de la población.
Ramírez fue un representante destacado del liberalismo social, explicó Maciel, por lo que su atención estuvo siempre puesta, como legislador y como escritor, en tres grupos: las mujeres, los indígenas y los jornaleros. Explicó que para “El Nigromante” además de que se garantizaran los derechos de estos sectores, la educación era el camino para atacar la problemática social desde la raíz.
El Doctor Vicente Quirarte señaló que ““toda generación tiene una figura maldita o heterodoxa. Ramírez encarnó el pensamiento radical y avanzado del liberalismo.
Llamarse a sí mismo ‘el Nigromante’ es una declaración de principios y una actitud ante la vida: se sabía responsable de una generación que debía apostarlo todo o no ofrecer nada.”
Quirarte explicó que Ramírez “afirmó la tesis de que la humanidad solo puede avanzar a base de la ayuda mutua, lo que hacía un absurdo la idea de la ayuda sobrenatural”. En este sentido, indicó “el discurso de Ramírez sigue vigente tanto por el poderío de sus metáforas, como por sus construcciones verbales, su riqueza y originalidad conceptuales… su discurso está cargado de energía y de conceptos que nos acuden y nos obligan a estar aquí a 200 años de su nacimiento”.
Por su parte, la ensayista y académica de la UNAM Liliana Weinberg destacó la honestidad y la ética de servicio como dos características de la vida de Ignacio Ramírez: “creía que la causa de la patria es primero y que ningún mezquino interés personal podía interferir con la necesidad de constituir un nuevo orden para México; frente a ello, todo lo demás era pequeño”, recalcó. Weinberg explicó que para Ramírez la educación era el pilar sobre el que tenía que construirse la nación.
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