Por: Redacción/
Luego de una temporada de casi tres meses de exitosa exhibición en el Museo Nacional de Arte (Munal), concluyó con salas llenas la Exposición Nahui Olin. La Mirada Infinita, que ofreció un recorrido historiográfico sobre las diversas facetas de su vida y obra.
Más de 250 obras entre pinturas, impresos, dibujos, caricaturas y fotografías mostraron el genio creativo de una de las artistas más apasionadas y versátiles de México durante los años veinte: María del Carmen Mondragón Valseca (1893 – 1978), nombre verdadero de la controvertida artista.
Se aprecian obras realizadas por Nahui Olin, y artistas como Dr. Atl, Jean Charlot, Alfredo Ramos Martínez, Antonio Garduño y Edward Weston, estos dos últimos autores de algunas de sus fotografías más famosas.
A través de su arte y obras de otros artistas resaltó una mujer vanguardista que experimentó en una gran variedad de géneros artísticos como la poesía, la literatura, el performance, la música y, especialmente, en la pintura.
Durante el último día de exhibición en el Munal, un público de todas las edades descubrió a una mujer única, singular, impetuosa, apasionada, compleja, fascinante, revolucionaria, transgresora, inesperada, controvertida y admirable que suscitó todo tipo de comentario, la mayoría de veneración a su trabajo estético y ético.
El arquitecto Miguel Castañón comentó que el recorrido por las salas le mostraron a “una mujer que transmitió una idea muy modernista de su visión de la vida” y “muy interesante ver como recoge sus experiencias en una obra demasiado modernas para las perspectivas de sus años en el México del siglo pasado. “Me sorprendió la seguridad que ella tiene para exponer su trabajo en una forma tan transgresora”.
Jonathan, de profesión abogado dijo que la artista plástica fue una mujer muy liberal para su tiempo, “que se abrió camino para sí misma alejada de todo prejuicio”.
Y le agradó la forma como pinto a los personajes con los que tuvo una relación. “Esa forma de pintar los ojos de feminizar a los hombre, es muy interesante. Quizá para sensibilizarlos o confrontarlo, pero va más allá de ello. Ella siempre dominante, siempre ella por delante”.
Gabriel de la Mora dijo: “Desconocía al personaje. No conocía mucho de su obra. Es extraordinario ver esta variedad y conocer un poco más de la artista. Me gustó todo, está muy bien montada y planeada”.
María Virginia Jaura, originaria de Venezuela, comentó “me parece interesante ver todo el conjunto de obras que presentan a un personaje como esta mujer tan compleja y de la que se sabe algo, pero no se sabe todo.
“Está bien dar un retrato de alguien que está planteando ser artista pero desde el cuerpo. Como empoderarse la figura de la modelo. La figura de la modelo es normalmente algo muy pasivo y aquí vemos a una mujer muy fuerte que ella decide como ser, como presentarse y de ello hace una obra.
“Me gustó su sentido del humor. Sus dibujos que son como un niño, pero que mira lo que le está pasando, la aventura. Me gusta cómo está retratado el deseo con esa libertad que hoy no existe. Me parece una sociedad más abierta”.
La exposición curada por Tomás Zuirián se abrió en el marco del 40 aniversario luctuoso de la bella artista cuyo legado había sido escasamente comprendido en toda su dimensión y relegado de los estudios historiográficos.
David Cadiz, responsable del Departamento de Educación del Museo Nacional del Arte, recordó que se inauguró el 15 de junio. Se realizaron diversas actividades en torno a la vida y obra de Nahui Olin.
Entre estas sobresalieron un ciclo de cine comentado con filmes que se relacionan con el estilo del modernismo y el Art Deco. Las películas proyectadas fueron: Modigliani, de Mike Davis; Relato íntimo, Claude Miller y Aelita: la reina de marte, de Yakov Protazanov.
Se organizaron ciclos de conferencias impartidas por Tomás Zurián, Mariano Meza y Mariana Rubio, Magali Lara, Abigail Pasillas Mendoza, Sandra Lorenzano y Dina Mirkin Comisarenco.
Además de visitas guiadas, noche de muesos con invitados especiales, seminarios y talleres con Eugenia Macías, Fernanda Olivares, Artemisa Téllez, Mario Iván Martínez y Nallely Abraham.
Cadiz calificó la muestra como un suceso “muy grato, una sorpresa”, pues desde 1993 no se realizaba una exposición y retrospectiva tan importante.
“La respuesta de la gente ha sido muy interesante en tanto que a lo mejor no tenían un conocimiento previo de la artista. Es una plataforma importante para que se den cuenta de la calidad y de la fuerza creativa y estética de Nahui Olin”.
Enfatizó que “ha sido muy grato y refrescante para las nuevas generaciones, para que se den cuenta de que hay un panorama importante de mujeres artista de principios del siglo XX representándonos en diferentes plataformas: caricatura, acuarela, pintura, oleo”.
La colección fue expuesta en cuatro ejes temáticos: Carmen Mondragón y sus síntesis pláticas –muestra su arte intuitivo, sus primeras incursiones y caricaturas, y Nahui Olin, la ciencia como utopía moderna -su paso por la Academia de San Carlos y su interés por las ciencias, poemas, escritos y obras plásticas-.
Además de El cuerpo como expresión inmanente –su cuerpo desnudo como creación y expresión artística, y La materialización del recuerdo, fueron –escenas de la vida cotidiana a partir de su biografía.
Los ejes temáticos se fundan en una vinculación, muestran el valor artístico que puede quedar oculto por la belleza de un cuerpo, las aportaciones que por desgracia quedan relegadas dado el discurso de poder que privilegia a los hombres.
La pasión fue el motor constante de su vida y el erotismo, el eje de su obra. A los 19 años, abandona la casa de sus padres para contraer matrimonio con el pintor Manuel Rodríguez Lozano, integrante del movimiento conocido como Los Contemporáneos.
Figuró en varios de los murales de Diego Rivera y fue modelo para pintores y fotógrafos de la talla de Roberto Montenegro, Rosario Cabrera y Edward Weston, entre otros.
En 1921, su vida da un giro completo cuando acude a una exposición de Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl, pues el flechazo es inmediato y la atracción tan fuerte que se ve obligada a dejar a su esposo. En 1922, Carmen abraza las raíces mexicas y se convierte en Nahui Olin.
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