Por: MUGS / Redacción
La décimo quinta Feria de las Calacas, organizada por Alas y Raíces del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, cerró ayer sábado a las 20:00 horas sus actividades dirigidas al público infantil y juvenil, aunque los adultos también disfrutaron de las actividades que en dos días, el viernes 30 y el sábado 31 de octubre, recibieron la visita de aproximadamente 42 mil personas.
Este año, para conmemorar una de las celebraciones populares más representativas de México, la Feria de las Calacas ofreció más de 170 actividades, entre talleres, exposiciones, conciertos, presentaciones teatrales, cuentacuentos y narraciones orales.
Una calavera y un diablo gigantes dieron la bienvenida a los niños, jóvenes y adultos, quienes portaban algún distintivo relacionado con la festividad, ya sea los niños disfrazados de calaveras, brujitas, vampiros o portando máscaras de cartulina en forma de calaca o playeras y bolsas en la que se dejaba ver la imagen de la catrina.
Para los adolescentes, entre 13 y 17 años, el viernes 31 de octubre en las Áreas Verdes del Centro Nacional de las Artes (Cenart) se podían ver altares de muertos y disfrutar de actividades relacionadas con el cine, poesía, narraciones orales de cuentos y leyendas de México, así como de distintas partes del mundo; muestras artesanales y gastronómicas, además de espectáculos de danza, conciertos de rock, hip-hop, metal, jazz, swing y surf.
Ese día los asistentes disfrutaron de una fusión de sonidos donde se conjuntan la tradición oaxaqueña y ritmos de metal con Son de rock; mientras que la Non Plus Ultra Orkesta y Comparsa La Bulla presentaron un concierto teatralizado de El último tren, una reflexión musical acerca de la vida y la muerte.
Además, fue proyectado el filme Santo y Blue Demon vs. los monstruos, musicalizado en vivo por el grupo Furia Kamikaze, y se escuchó el jazz rock jalisciense de Troker.
Para el segundo día de actividades, el 31 de octubre, un Resumbio de calaveras se dejó ver en las Áreas Verdes, donde esqueléticas mojigangas, zanqueros y música de viento del más allá amenizaron el paseo de La Muerte, que era observada por los asistentes.
El espacio de Calaveras en Movimiento reunió a chicos y grandes, quienes querían ver los movimientos de calaveras que representaban ser un cartero, voladores de Papantla o músicos, como un cilindrero, un pianista, violinistas, mismos que cobraban vida a través de palancas y manivelas que el público visitante podía manipular en esta Feria de las Calacas.
La oferta de talleres estuvo compuesta por distintas propuestas para niños de siete a 12 años, que incluyó artes plásticas, literatura, creación sonora, elaboración de calaveritas de dulce, expresión corporal, danza, teatro y magia; y se conoció un poco de las tradiciones del estado invitado, Nayarit, esto a través de su altar de muertos.
Mientras que los cuentacuentos de Alas y Raíces compartieron narraciones que retoman el tema de la muerte y lo misterioso desde distintas perspectivas, por lo que el público escuchó historias de La muerte amiga, La calavera indiscreta y el Cuarteto de los torsos huecos.
En cuanto a obras teatrales, se presentaron El libro del Popol Vuh. Los códices sagrados, El misterio del helado derretido; Francisca, Ubaldo y La Muerte; Butoh Operetta. La novia ideal, ¿Qué tal lejos queda el norte?, así como la puesta operística El niño Revueltas.
En el escenario principal se escuchó a los grupos Calacas jazz band, Los Galerna, siendo La Rumorosa la encargada de cerrar las actividades de la Feria de las Calacas que, como cada año, busca celebrar con chicos y grandes el Día de Muertos.
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