Por: Redacción
Ataviada con uno de sus característicos huipiles del Istmo de Tehuantepec, la pianista y compositora Olivia Revueltas celebró en el escenario del Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris” no sólo su pasión por el jazz, sino por México, un país que, dijo, le duele por la discriminación y los desaparecidos.
La creadora recordó también el aniversario del fallecimiento de su padre, el escritor José Revueltas, quien murió el 14 de abril de 1976.
La noche de este jueves, en el recinto de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (SCCDMX), Olivia Revueltas se encontró con un público que la sigue fervientemente, al que, de inicio, le agradeció “que haya hecho el esfuerzo de venir a acompañarnos esta noche”, y para el que cantó algunas de las obras que más le han ganado reconocimiento en el mundo jazzístico, durante el recital titulado Celebrando a Olivia Revueltas… ¡de regreso!
Acompañada por el contrabajista Roberto Aymes, figura destacada en los círculos jazzísticos de México, ganador de premios Emmy y Grammy, y por el baterista Luis Huerta, Revueltas interpretó primero Iván canta, de Aram Khachaturian, dedicada a su padre, y luego una composición suya dedicada al legendario jazzista Charles Mingus, durante la cual el artista plástico Jazzamoart pintó una obra sobre el escenario.
Más adelante, y tras agradecer al Secretario de Cultura capitalino, Eduardo Vázquez Martín, quien estuvo presente en el concierto, el “abrirme las puertas de este teatro”, la pianista mexicana tocó ¿Qué es eso que llaman amor?, de Cole Porter, y El hombre que amo, de George Gershwin, “…dedicada a la humanidad que yo amo y que tiene muchos problemas por resolver”.
Asimismo, ofreció al público Historia de un pajarito, obra suya, en la que el bailarín Vladimir Garza bailó una coreografía de la propia jazzista y de Kayani Revueltas. También interpretó Flor africana, de Duke Ellington, y Bárbara, de Horace Silver, “dedicada a la valentía de la mujer indígena que se ha sobrepuesto a la discriminación durante siglos”.
Olivia Revueltas cerró su concierto con Mujer herida, una de sus composiciones más reconocidas, que dedicó “a todas las madres y hermanas de los desaparecidos, no sólo de los 43, sino de todos”, y con Nardis, de Miles Davis, “para los niños refugiados en distintos países y para los niños indígenas”. El público la despidió de pie con una emocionada ovación de varios minutos.
Hija del escritor y activista político José Revueltas, Olivia nació en la Ciudad de México, donde fue, desde los 23 años, autodidacta en sus estudios de música y particularmente del jazz. Su carrera comenzó en 1978, cuando el Trío Naima se convirtió en uno de los más reconocidos grupos de jazz en nuestro país. En 1988 llegó a Estados Unidos y comenzó a tocar en San Antonio, Texas, en 1994.
Olivia Revueltas grabó su primer disco, Round Midnight In L.A en 1998; en él participaron dos grandes músicos del jazz internacional: el bajista Roberto Miranda y el legendario baterista Billy Higgins. Un segundo álbum de su autoría vio la luz en 2001 y lleva como título Angel of Scissors.
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