- A partir de la pandemia por covid-19, la compañía Sensodanza creó esta puesta en escena inspirada en la mitología griega.
Por: Redacción/
El Centro Nacional de las Artes (Cenart), institución de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, presenta tres únicas funciones de Caronte, una puesta en escena, inspirada en la mitología griega, a cargo de la compañía Sensodanza, que creó esta propuesta a partir de la pandemia por covid-19 y la necesidad como humanidad de replantearnos preguntas fundamentales respecto a la vida y la muerte.
Diana Fernández, directora y coreógrafa de Sensodanza, explica que atravesamos un periodo en que la muerte ha estado muy cercana en todos los ámbitos, hay un duelo colectivo alimentado por duelos personales que no se hablan, que no sanan, pues la muerte y su relación con la vida, así como las demasiadas pérdidas, están dentro… ¿Cómo reaccionar ante esto? ¿Cómo navegar ese río?
En este contexto fue que durante nueve meses de trabajo e investigación la coreógrafa creó Caronte, una puesta en escena que fue estrenada en Oaxaca, en noviembre de 2021, con dos llenos totales. Esta obra indaga en las siguientes preguntas: ¿La muerte es realmente inesperada y azarosa o nuestro destino está escrito? ¿Qué sucede después de la muerte? ¿A dónde van las almas? ¿Qué hago con los vacíos y heridas que dejan las ausencias? Habla de la muerte, reflexiona acerca del camino que recorren las almas y quiénes están a cargo de este recorrido, desarrolla lo que sucede durante esta transición de la que nadie tiene certeza.
Caronte está inspirada en la mitología griega, retoma el mito que dice que las almas debían atravesar el río Aqueronte para llegar al otro lado y no quedarse vagando en el torrente de ánimas. En esta obra participan Geovana Brito, Abril Luna Hernández y G’Ayla Iliria Villanueva.
“Caronte pretende acercarnos más a la vida -en tiempos de pérdidas y muertes cercanas- pensando la muerte como algo humano y natural. Busca que sea un momento de reflexión de nuestro ser y estar en el mundo, así como de nuestra relación con quien no está.
“Por ello esperamos que quienes vean esta obra puedan reflexionar en su permanencia en el mundo, en su quehacer en éste, valorar su vida a través de las vidas que han hecho esa transición y así agradecer y soltar. Que interioricen que la muerte y/o el duelo no son una fatalidad, que construyamos otra forma de enfrentar la muerte”, indica Diana Fernández.
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