Por. Redacción/
Sin un régimen fiscal para el espacio cultural es imposible generar condiciones de desarrollo social, advirtió José Manuel Hermosillo Vallarta, abogado independiente especialista en el ramo, al participar en el Ciclo Ventiladero cultural de la sucesión presidencial.
En el encuentro –iniciativa de debate del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU) de la Universidad Autónoma Metropolitana– el especialista sostuvo que los países que han apostado en dar a la actividad económica de la cultura un respaldo jurídico y fiscal han generado condiciones de desarrollo social para su población.
Durante la mesa La política fiscal para el sector cultural, realizada en el Centro de Difusión Cultural Casa Rafael Galván de la UAM, dijo que hasta ahora no hay un solo argumento legal que lo pueda hacer posible, pero también “el sistema fiscal está fisurado” lo que impide tener un régimen que pueda abonarle a este ámbito.
Hermosillo Vallarta sostuvo que la actividad cultural es al mismo tiempo financiera y aunque “lo hemos olvidado”, nuestro modelo de competencia mercantil así lo establece”, lamentablemente los poderes públicos y las instituciones se han negado a reconocerlo e instrumentarlo.
Los programas que existen para este campo –que no políticas– dependen de que el gobierno como rector siga manejándolos y se olvida de esa “piedra angular” que es la participación de instituciones y sus políticas públicas, los artistas y sus empresas culturales y la iniciativa privada. Sin estos tres actores es imposible incidir como un motor de desarrollo en la carretera de la economía, afirmó Hermosillo Vallarta.
México cuenta con organizaciones que desde el punto de vista social –asociaciones y sociedades civiles– no encajan para efectos del crecimiento económico en el código fiscal de la federación ni en la ley del IVA o en la del impuesto sobre la renta.
Si las autoridades no están dispuestas a aceptar lo que el sector cultural le abona a la sociedad, será imposible generar las condiciones para el desarrollo del ramo, pero no sólo es el reconocimiento y el compromiso que tienen los poderes públicos para con la cultura, sino contar con una institución responsable que cobije esta actividad con un instrumento jurídico del que se carece, entre otras medidas.
Al respecto comentó que la Ley de cultura, tal como está “no nos sirve”. “No podemos hablar de una industria creativa y de artistas si no tenemos las condiciones para ello”, en tal situación no es posible que el Sistema de Administración Tributaria se ocupe de los impuestos en el ramo, pues “desconocen cómo los generamos y los gastamos, y si ni siquiera tenemos los procesos productivos para consolidarnos como empresa o tener sobre el escritorio un parámetro de crecimiento de la actividad”.
El doctor Tomás Ejea Mendoza, profesor-investigador del Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco de la UAM, comentó que más allá de la postura que se tenga sobre el papel que el Estado deba desempeñar para promover esa actividad, “debemos entender que el gobierno debe ser un actor social que permita el desarrollo económico, social y político del país”.
Si esa es su tarea central debe organizar los esfuerzos de toda la sociedad, ya sean los organismos públicos, el sector social o la iniciativa privada, pues “le toca establecer esta coordinación a partir de un principio que es la transparencia”, refirió en la mesa que estuvo moderada por Eduardo Cruz Vázquez, responsable del GRECU.
Por tanto “cuando se habla de política fiscal hablamos de impuestos”, es decir, la carga impositiva (ingresos) y egresos (cómo se gastan estos recursos) todo encaminado a generar avance económico, político y social, no sólo de un grupo sino del conjunto de la población, ya que uno de los problemas del país en términos de política fiscal es que no existe una para el sector cultural bien definida.
Hay dos tipos de gobierno en el mundo que se diferencian porque uno es claramente interventor, directivo y patrocinador, y asume que es una función primordial, como el de Francia, y el otro, como el de Estados Unidos que interviene muy poco, establece algunos impulsos para que los diferentes actores sociales a nivel de los estados o distrital tengan diferentes formas de producir y acercarse a esa esfera.
En México no existe ni uno ni otro esquema y esto “tiene que ver con un proyecto de nación en el que el tema cultural se vuelva central”, por tanto es necesario preguntar qué tipo de acción gubernamental se quiere en términos del acercamiento al ramo.
Cruz Vázquez dijo que José Ángel Gurría presentó a los candidatos a la presidencia un documento sobre el nuevo paquete de reformas de segunda generación que debían implementarse en el país –por cualquiera de los grupos políticos que lleguen a poder ejecutivo– en el que sobresale la necesidad de una nueva reforma fiscal, sin embargo en dicha propuesta “no aparece nada” que se refiera al sector cultural.
En la siguiente sesión del Ventiladero cultural Raúl Ávila, Javier Esteinou, Alejandra Rangel, Enrique Roura, Leobardo Sarabia y Carlos Villaseñor abordarán el tema de Las reformas a la Ley de Cultura, el próximo 21 de marzo, a las 19:00 horas, en la Casa Rafael Galván de la UAM, ubicada en Zacatecas 94, colonia Roma Norte.
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