- La investigadora Ana Lau, analizó la conformación de grupos de mujeres que pugnaban por una democracia participativa.
Por: Redacción/
El tema de la participación activa en los procesos de decisión ciudadana ha dado como resultado una asimetría en la que la intervención femenina se ha dejado de lado; el reconocimiento de la ciudadanía para las mujeres tuvo una evolución más lenta, y en la actualidad a este concepto se le han sumado cuestiones tales como justicia social, derechos humanos e igualdad, aseguró la doctora Ana Lau Jaiven, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al intervenir en la mesa Mujeres y lucha por la democracia como parte del Seminario Movimientos Sociales en la Ciudad de México, Siglos XX y XXI, organizado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), la profesora del Departamento Política y Cultura de la Unidad Xochimilco dijo que en una coyuntura de reformas políticas y sociales las acciones femeniles se dieron y estuvieron vinculadas con la instauración, desde 1982, del modelo económico neoliberal como política de Estado.
A lo anterior se suman las fraudulentas elecciones de 1988 en las que se cayó el sistema de cómputo para restablecerse con el triunfo del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Salinas de Gortari, y el rompimiento dentro de sus filas de la llamada corriente democrática, que cuestionó el desempeño hegemónico del llamado dedazo y, sobre todo, la crisis económica que azotaba al país.
“Ante la búsqueda del ejercicio de una ciudadanía femenina que hoy consideraríamos sustantiva y que tenía como objetivo la defensa de la legalidad democrática es que se formó el Frente de Mujeres en Defensa del Voto Popular, constituido por personas del movimiento amplio, representantes de colonias populares y de algunos sindicatos”.
En el mes de julio de 1988 se estableció la agrupación Mujeres en Lucha por la Democracia, cuya intención era defender una posibilidad de cambio y transformación democrática y que aglutinaba gente de distintas filiaciones políticas, profesionistas de todas las disciplinas, dirigentes de grupos populares y femeniles empeñadas en lograr avances.
Estaba constituido por “mujeres destacadas de la sociedad, varias provenientes de la academia, intelectuales, escritoras, artistas y amas de casa que no tenían vínculos estrechos entre ellas para formar un frente plural que exigía respeto a la voluntad popular”.
La doctora Lau Jaiven señaló que dicha congregación convocó a hombres y mujeres independientes de todas las ideologías y cuyo compromiso fundamental fuera con la democracia en México a la Convención Nacional de Mujeres por la Democracia, que se llevó a cabo el 16 de marzo de marzo de 1991.
“La finalidad consistía en aumentar la participación ciudadana en las elecciones, alentar el empadronamiento, aprender a revisar el padrón electoral, supervisar las votaciones e invitar a observadores nacionales e internacionales a los procesos electorales”, añadió.
Esta convención además tenía la intención de presentar aspirantes a los partidos políticos para incrementar el número de mujeres en las Cámaras y logró que algunas integrantes fueran aceptadas como candidatas independientes de las diferentes fuerzas políticas, expuso.
La doctora Lau Jaiven consideró que a pesar de las enormes diferencias políticas entre las mujeres de los partidos, su colaboración en las Cámaras ha dado buenos resultados, ya que han logrado reunirse y realizar varios pactos, entre ellos la Convención Nacional de Mujeres en 1996, la Campaña Ganando Espacios y su Plan de igualdad en 1994, el acuerdo Avancemos un Trecho en 1997 y algunas otras alianzas en los estados de la República.
“Hoy día el grupo Plural de Igualdad Sustantiva es el último intento de encuentro de mujeres de variadas posturas políticas y ya veremos qué pasa con ellas”, manifestó.
En el encuentro –moderado por la doctora Ofelia Angulo Guerrero, subsecretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación– también intervino la doctora Griselda Gutiérrez Castañeda, adscrita a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UAM), quien indicó que la experiencia política de las mujeres fue un proceso mediado por el aparato político en el que se alcanzó a cuentagotas una diputación, dos senadurías, un primer nombramiento en la Suprema Corte de Justicia, una primera secretaría de Estado y una primera gubernatura con alrededor de diez años de por medio en cada caso, lo cual revela la lentitud del asunto.
La doctora en Filosofía describió cómo la resistencia y el cuestionamiento sistemático al autoritarismo del aparato político oficial por parte del feminismo han jugado para la causa de la democracia.
“También se contribuyó cuestionando el que las relaciones políticas tengan que ser necesariamente verticales, a ensayar nuevas prácticas y formas de organización, así como a introducir temas en el debate público contrapuestos en repertorios fijos y sancionados; hoy sabemos que la protesta tiene que acompañarse con la propuesta, eso es hacer política y que las maneras en que las hagamos no son menos importantes que esos planteamientos y en tanto mantengamos el compromiso del espíritu humanista y democrático que reivindicamos como propio”.
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