Por. Redacción/
A partir del estudio de fuentes documentales y de contextos arqueológicos, y con el apoyo de la etnografía, el armamento prehispánico puede traerse al presente, como lo demuestra la exposición Yecu Ñuu Dzahui: Un acercamiento reconstructivo a las armas mixtecas, que se presenta en el Museo del Fuego Nuevo, en el Cerro de la Estrella, para abundar en el arte de la guerra entre los señoríos ñuu savi, “el pueblo de la lluvia”.
Las 60 réplicas de instrumentos ofensivos y defensivos que integran la muestra, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Proyecto Arqueológico Mixteca Alta Oaxaqueña y Atlatl México, son una selección que trata de explicar lo que significaron las armas dentro del contexto sociocultural, simbólico, religioso y militar del pueblo ñuu savi o mixteco en el periodo Posclásico (939 – 1522 d.C.).
Los curadores, el arqueólogo Daniel Santos Hipólito y el etnohistoriador José Antonio Casanova Meneses, quienes han dedicado buena parte de sus investigaciones a reproducir las armas que pueden observarse en códices y fuentes documentales del siglo XVI, refieren que aunque existe una gran variedad de documentos mixtecos que narran la historia de sus señoríos y la importancia de la guerra dentro de la misma, poco se ha reparado en el análisis de ciertos elementos iconográficos, caso particular de las armas que aparecen en ellos.
Daniel Santos Hipólito, investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, señala por ejemplo dos documentos fundamentales: los códices Selden y Nuttall, donde legendarios personajes, como el guerrero unificador de la Mixteca: Nacuaa Teyusi Ñaña (8 Venado, Garra de Jaguar), aparecen blandiendo armas frente a sacerdotes y enemigos. Una de sus gestas más gloriosas ocurrió en 1098, cuando en compañía de Quihuidzu (4 Jaguar Quetzalcóatl), invadió la región de Chichen Itzá, una expedición hacia la costa del Golfo de México, en el área de Xicalango y Tlillan-Tlapallan.
“Esta exposición pretende dar un panorama de la región Ñuu Dzahui y los objetos usados por los mixtecos en la guerra; por fortuna tenemos fuentes documentales de suma importancia, incluso prehispánicas, donde estos instrumentos aparecen vinculados a personajes de alto rango, bajo cuestiones rituales. Las armas eran símbolos de autoridad civil y del quehacer religioso, también se utilizaban en los ritos de victorias militares y tenían un carácter simbólico en la fundación de los señoríos”, abunda Daniel Santos.
Retomando lo expresado por el general chino Sun Tzu, en su célebre libro El arte de la guerra, las armas cumplen una función primordial porque encierran, dentro de su construcción y decoración, los más diversos aspectos de la mentalidad humana. De igual manera, recogen lo más avanzado de la tecnología de un pueblo dentro de una época histórica, por lo que su empleo es decisivo en la vida de las sociedades y los individuos.
Por ese motivo, en la muestra Yecu Ñuu Dzahui, debajo de algunas piezas aparecen imágenes que introducen al visitante en las características de la sociedad mixteca (en concreto del actual estado de Oaxaca), aspectos históricos y antecedentes arqueológicos, los primeros trabajos que se realizaron sobre el estudio de las armas, sus diferentes sistemas armamentísticos, así como la estrategia y la organización militar durante la guerra.
El etnohistoriador José Antonio Casanova Meneses ha trabajado desde hace una década en el desarrollo de la arqueología experimental enfocada en las armas mesoamericanas, de modo que su manufactura parte de una perspectiva que considera las características, tamaños y formas de estos artefactos; y asimismo —con base en múltiples ensayos y errores—, busca reproducir los alcances en términos de velocidad de rotación, fuerzas de impacto y choque, y efectos lesivos de los objetos.
En la exposición se pueden admirar arcos curvados, hachas, propulsores o lanzadardos, escudos, hondas, puntas de proyectil y artefactos semejantes al macahuitl. Casanova Meneses señala que, aunque más pequeñas, en poblaciones mixtecas actuales todavía se utilizan hachas con cabezas metálicas para distintos fines.
En la muestra, el visitante encontrará justamente armas metálicas, las cuales se elaboraron con el propósito de conocer el desarrollo militar que —desde el punto de vista tecnológico y funcional— había en la región y cuyo uso era también para fines bélicos. Quizá por ello el pueblo ñuu savi logró hacer frente a las innumerables invasiones de los mexicas, los cuales fueron derrotados en varias ocasiones, siendo célebre una batalla que se libró en 1449 d.C., cuando el señor 3 Mono defendió su ciudad, Yosocahi (Yanhuitlán), del ataque de Moctezuma Ilhuilcamina.
Este tipo de maniobras militares empleadas contra los invasores, interviene el arqueólogo Daniel Santos Hipólito, hablan de la capacidad de los ejércitos ñuu savi para generar planes, estrategias de combate, tener conocimientos del terreno geográfico, contar con una disciplina interna de sus ejércitos e incluso con un sistema de espionaje, fundamental para conocer el movimiento del enemigo y, finalmente, obtener la victoria. “Nada como también contar con las armas más sofisticadas”, remacha.
La exposición Yecu Ñuu Dzahui: Un acercamiento reconstructivo a las armas mixtecas o ñuu savi del Posclásico permanecerá hasta el 2 de marzo próximo, en la Sala de Exposiciones Temporales 1 del Museo del Fuego Nuevo (Carretera Escénica al Cerro de la Estrella S/N, Col. Ampliación Veracruzana, Iztapalapa, Ciudad de México). Horario: martes a domingo de 9:00 a 17:00 horas. El acceso es gratuito.
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