Por: Redacción/
Alrededor de 19 mil personas asistieron al concierto del violonchelista Yo-Yo Ma en la explanada del Monumento a la Revolución, donde ejecutó las seis Suites para violonchelo solo, de Johann Sebastian Bach, y para sorpresa del público al término de la presentación arribó al escenario Lila Downs para interpretar con el músico la emblemática canción de “La llorona”.
En el espacio destinado para recibir a 10 mil asistentes la sonorización fue óptima, pero debido a que el número de personas fue muy superior a lo que se esperaba (9 mil más), en las periferias se dieron algunos problemas con el audio, que se resolvieron con la anuencia del músico, que permitió elevar el nivel de sonido.
Considerado uno de los mejores instrumentistas del mundo, Yo-Yo Ma presentó en la Plaza de la República el Proyecto Bach, iniciativa en la que el músico se propone un viaje alrededor del mundo para interpretar las seis suites de Bach para violonchelo, en 36 lugares alrededor del mundo.
Durante el recital organizado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, el Proyecto Bach de Yo-Yo Ma llevó al público capitalino la belleza y energía de las creaciones del compositor alemán.
En el concierto que duró casi dos horas, el violonchelista dedicó sus últimas ejecuciones a las familias de los desaparecidos en México y a quienes han sufrido de violencia. El público ovacionó de pie al final de la presentación del prestigiado músico.
Así, miles de personas se maravillaron con la ejecución solitaria del músico nacido en París, Francia. El silencio en la gran plaza sólo era roto por las melodías creadas hace más de dos siglos por el maestro del barroco alemán y por los aplausos de los presentes.
La música, como toda la cultura, ha señalado Yo-Yo Ma, “nos ayuda a comprender nuestro entorno, a los demás y a nosotros mismos. La cultura nos ayuda a imaginar un futuro mejor. La cultura ayuda a convertir ‘ellos’ en ‘nosotros’. Y estas cosas nunca han sido más importantes”.
En el concierto del Monumento a la Revolución el instrumentista demostró que, en efecto, la música es un vehículo para borrar las diferencias humanas y entender el mundo, a través del arte.
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