Por: César Hernández/
Si bien el siglo XX trajo consigo una gran revolución para el panorama Jazzístico mostrando al mundo talentos como Miles Davis, Dizzy Gillespie, John Coltrane, Ornette Coleman, Art Blakey, Wayne Shorter, y todos aquellos que integraban la ola de Hard-Bop, la historia no podría ser la misma sin la presencia del pianista maniaco-depresivo Thelonious Monk.
Indudablemente, la obra de Monk transciende dentro de la historia del jazz debido a la peculiaridad con la que se presentaba dentro del famoso club Minton’s Playhouse; expresividad musical, presencia escénica, sencillez al momento de ejecutar-dejando a un lado la vanidosa destreza manual característica de los pianistas de jazz- y un virtuosismo que lo llevaba a tocar el auténtico carácter sonoro de la blue note.
Thelonious Sphere Monk nace el 10 de octubre de 1917, en Rocky Mount, Carolina del Norte, trasladándose con su familia tres años más tarde a la ciudad de Nueva York en el vecindario de San Juan Hill, en Manhattan,- al que también perteneció el pianista de stride James Price Johnson- caracterizado por contar con clubs en donde la música contaba con un papel protagónico.
Monk comenzó a estudiar de manera autodidacta en el piano de casa con el que también practicaba su hermana y, posteriormente, tomaría clases de teoría musical en la escuela Juilliard de manera más seria. Más tarde, y con una noción más amplia de la música, el joven comenzaría a descubrir el mundo del jazz, género al que dedicaría toda su vida creando un estilo complejo y repleto de expresividad armónica.
Para 1941, ya siendo un rostro conocido en Minton´s Playhouse- locación en Harlem 118 caracterizada por lanzar talentos emergentes- el pianista grabó de manera indirecta sus primeras colaboraciones con Charlie Christian a cargo del director Jerry Newman detrás del recinto con una calidad propia de la época. Tres años más tarde, Monk colaboraría con el saxofonista Coleman Hawkins en una serie de discos que no tendrían el resultado de ventas esperado pero que, sin embargo, ayudarían a Monk a darle un poco más de popularidad con el tema On The Bean.
Aunque si bien Monk era un representante del movimiento bebop, éste rompía las reglas arriesgándose a crear melodías y armonías más variadas que confundían al público que lo escuchaba. No fue hasta años más tarde cuando Monk regresa a grabar con el famoso sello discográfico Blue Note en donde crearía obras magistrales como Four in One, Eronel, Misterioso, entre otras que lo posicionarían como uno de los pianistas más representativos e influyentes del jazz moderno.
Con ello, la carrera del jazzista fue en crescendo aunque tuvo un periodo de oscuridad ya que seguía siendo un músico incomprendido debido a la estructura armónica-melódica que manejaba en sus obras. Fue así que tras una serie de altibajos logró crear obras con el saxofonista irreverente John Coltrane. Aunque con ideales diferentes, los dos músicos lograron comprender los ritos del otrogenerando obras en donde ambos tomaban protagonismo.
Con el pasar de los años Thelonious Monk firmaría con diferentes sellos discográficos creando obras siempre innovadoras que han quedado marcadas en la piel del jazz. Tanta fue su popularidad y genialidad que le revista TIME lo colocó en la portada de febrero 28 de 1964 con el título de “Jazzman” dándole el renombre que tanto merece. A 37 años de su partida, Monk sigue siendo inspiración no sólo por su gran talento innovador del jazz, sino por ese espíritu pasional que guío a la música por un camino de perfeccionismo y locura.
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