Por: Redacción/
Luego de un total de 12 conciertos que se realizaron a lo largo del mes de septiembre, llegó a su fin el Festival Internacional de Piano Blanco & Negro, cuyo concierto de clausura estuvo a cargo del pianista ruso Alexei Volodin.
La velada musical, que tuvo lugar la noche de este domingo 30 de septiembre en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), que es sede de este encuentro pianístico, se escuchó un repertorio que incluyó obras de Medtner, Tchaikovsky y Balakirev.
Durante poco más de una hora, Alexei Volodin, quien actualmente es el pianista con mayor cartel internacional, hizo gala de su virtuosismo y dominio en el instrumento en este recital en el que interpretó todas las piezas sin partitura.
En presencia de personalidades como la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda y el director del Cenart, Ricardo Calderón, el ruso ofreció un espectacular concierto donde sus dedos danzaban por todo el teclado.
Ataviado elegantemente en color negro, el pianista nacido en 1977 en Leningrado, inició la velada con los Ocho cuentos de hadas (8 Skazki) de Nikolay Medtner, que interpretó de manera casi ininterrumpida durante aproximadamente 30 minutos, lo que puso en evidencia su gran habilidad técnica.
Acordes clásicos con pasajes alegres y un tanto juguetones, pero también fragmentos oscuros y hasta tétricos, conforman estos Ocho cuentos de hadas, todos marcados siempre por una gran belleza sonora.
Después, el recital continuó con la Sonata Reminiscenza también de Medtner, una suave melodía de exquisita hermosura con tonos un tanto melancólicos, pero además pasajes de gran intensidad.
De Piotr Ilyich Tchaikovsky, el pianista ruso interpretó de manera magistral la Suite de La bella durmiente del bosque, pieza para ballet que el compositor hizo y que contó con la coreografía de Marius Petipa.
Los 11 movimientos de esta suite, con títulos tan sugerentes como Danza de los pajes, El hada de plata, El gato con botas y el gatito blanco, Gavotta, El canario cantor y Caperucita roja y el lobo, inician de manera intempestiva.
Pasajes más suaves sin perder el dramatismo inicial, se suceden a lo largo de esta obra de excepcional brillantez melódica de la cual Alexei Volodin hizo una impecable interpretación.
El recital concluyó con Islamey. Fantasía Oriental del compositor ruso Mily Balakirev, considerada una de las obras más difíciles de la literatura pianística.
Con dicha pieza, Alexei Volodin demostró una vez más su gran virtuosismo y la destreza que ha logrado a lo largo de los años en el piano, pues a pesar de la dificultad técnica, realizó una perfecta ejecución.
Los aplausos no se hicieron esperar y ante la insistencia del público, el pianista ruso regresó varias veces al piano para nuevamente deleitar a los asistentes con su talento, a pesar de que ya estaba visiblemente fatigado.
Así concluyó el Festival Internacional de Piano Blanco & Negro que, en su edición 22, contó con la presencia de destacados pianistas como Amir Katz de Israel, Matthew Graybill de Estados Unidos, Ricardo Acosta y Jorge Federico Osorio de México, Olivier Moulin de Francia y Konstantin Lifschitz de Rusia, entre muchos otros, además de los dúos Jost-Costa y Gerwig-González.
Se trata del festival más antiguo del Cenart, recinto que cumple 24 años de existencia y que se ha convertido en uno de los más añorados para los amantes del piano, ya que en su curaduría resaltan elementos de originalidad, renovación en los ejecutantes, y propuestas nuevas de repertorio.
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