Por: Vicente Flores Hernández
Para la mayoría de los hombres la guerra es el fin de la soledad.
Para mi es la soledad infinita.
Albert Camus, fue uno de los más grandes representantes de la literatura francesa, quien a través de sus libros, mostró una total ausencia de esperanza y retrató a una sociedad confundida y conformista.
El premio Nobel de literatura en 1957, nació en Mondovi, Argelia en 1913, hijo de una modesta familia de emigrantes franceses. Su padre moriría durante la Primera Guerra Mundial, por lo que tuvo que vivir con su abuela materna.
Comenzó a escribir a muy temprana edad, sus primeros textos fueron publicados en la revista Sud en el año de 1932. Dos años antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Camus fue periodista del Alger Républicain.
Al margen de las corrientes filosóficas, Camus elaboró una reflexión sobre la condición humana. Rechazó la fórmula de un acto de fe en Dios, en la historia o en la razón, por lo que se opuso simultáneamente al cristianismo, al marxismo y al existencialismo.
Durante su corta carrera en la literatura, publicó tres novelas, El extranjero de 1942, La peste de 1947 y La caída de 1956, sin embargo, dos de sus obras salieron de manera póstuma, La muerte feliz (1971) y El primer hombre (1995).
Camus murió el 4 de enero de 1960 en un accidente de coche cerca de Le Petit-Villeblevin, sobre cuyas causas se han publicado posteriormente especulaciones no confirmadas. Entre los papeles que se le encontraron, había un manuscrito inconcluso, El primer hombre, de fuerte contenido autobiográfico. Camus fue enterrado en Lourmarin, pueblo del sur de Francia.
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