Por: Alhelí Montalvo


En punto de las 18:00 horas dio comienzo el tan esperado concierto, en el que Plácido Domingo dirige a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y al Coro Enharmonía Vocalis, acompañados de 4 grandes solistas, María Katzarava, soprano, Grace Echauri, mezzosoprano, Dante Alcalá, tenor, y Rosendo Flores, bajo.

El ensayo comenzó a las 15:00 horas, poco antes se veía a los múltiples integrantes de la Orquesta llegando con sus instrumentos. Tocaron desde el momento en que se instalaron hasta la hora en que terminó el concierto en homenaje “A 30 años del Sismo. Emergencia, Solidaridad y Cultura Política”, ni la lluvia torrencial que desde aproximadamente las 5 de la tarde cubría la Plaza de las Tres Culturas, pudo detener el ensayo.

Plácido entro al recinto a las 16:00 horas, aun con un sol radiante y sin público en los asientos. Saludó a los técnicos y después a la Orquesta, pidió que cambiaran algunos tonos para que se pudiera escuchar bien todo en el concierto.

El acceso al evento se llevó a cabo desde dos horas antes de las 5 de tarde, filas y filas de personas iban entrando por el lado derecho del escenario, los fotógrafos y camarógrafos se iban ubicando en templetes, uno colocado de cada lado del entarimado.

A las 18:00 horas ya se encontraban las 3 mil 500 personas que asistieron ayer 18 de septiembre al emotivo concierto en conmemoración al sismo de 1985. Comenzó a tocar la Filarmónica de la Ciudad de México, dirigida por José Areán, director artístico de la Orquesta, a los diez minutos dejo de llover y los paraguas comenzaron a bajar.

Poco después se anunció al tenor. Vestido de esmoquin dirigió la interpretación de un Réquiem, escogido para la ocasión.

El audio y la gran interpretación de aquellos grandes solistas, el Coro Enharmonía Vocalis, la Orquesta y la dirección del tenor Placido Domingo, enchinaban la piel de los presentes, y conmovía a los asistentes, tanto así que los habitantes de los edificios aledaños abrieron sus ventanas y desde lo alto disfrutaron por más de una hora de la presentación.


Cuando se termina el repertorio programado sale el director de la Orquesta Filarmónica y ambos, Placido y José Areán, agradecen los aplausos de todo el público. Instantes después comienzan a gritar en la plaza: “que cante”, “que cante”, mientras Placido niega con la cabeza y explica que un día antes en Los Ángeles ha tenido un concierto y no se encuentra en condiciones de poder cantar en ese momento.


Los organizadores junto con Elena Poniatowska salen a escena. Se hace la entrega de reconocimientos, uno para Placido, uno para el Coro, otro para la Orquesta, otro más para la escritora, y por ultimo uno para cada solista invitado.

De nuevo los ánimos suben y se vuelve a escuchar: “que cante”, Placido “canta”, pero el tenor no cede, pero promete que pronto se presentara en México, esta vez con temas alegres.

Casi a una sola voz el público comienza a interpretar cielito lindo: “canta y no llores, porque cantando se alegran cielito lindo los corazones”, de pronto la Orquesta comienza a tocar al ritmo de la canción y todos, personas que asistieron al evento, solistas invitados, los dos directores de orquesta, el Coro y organizadores, cantaron.

Mientras se interpretaba esta ya conocida canción, se le acerco a Placido el micrófono y por unos minutos se escuchó su voz tan anhelada durante el concierto.