Por: Redacción/
La secretaria de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, diputada María del Carmen Cabrera Lagunas (PES), denunció que en México, alrededor de 11 millones 93 mil hogares; es decir, 36.7 por ciento del total nacional, están en pobreza energética, lo que representa un grave problema social.
En ese sentido, planteó reformar la Ley de la Industria Eléctrica, para precisar que el Ejecutivo federal determine las tarifas fijas a usuarios que se encuentren en condiciones de marginalidad y pobreza, garantizándoles el consumo básico.
Tan sólo en Guerrero, dijo, seis de cada 10 habitantes viven en condiciones de carencia extrema y cuatro de cada 10 tienen ingresos por debajo de la línea de bienestar mínimo. Además, el 71 por ciento de la población del estado se encuentra en pobreza laboral, y cuatro de cada 10, en situación de hambre.
Ese panorama, expuso, es suficiente para considerar a la pobreza como un indicador esencial para determinar las tarifas eléctricas para estos sectores de la sociedad.
“Queremos un México iluminado, en el que la gente no tenga que colgarse de los postes de luz o tenga que “meter diablitos” a sus medidores, para poder tener este servicio. No queremos que los transformadores se sigan quemando por exceso de tomas de luz, en las colonias con los mayores índices de marginación y pobreza”, afirmó.
Cabrera Lagunas manifestó que la reforma, analizada por la Comisión de Energía, también busca que la Comisión Reguladora de Energía sea la encargada de fijar las cuotas mínimas y máximas; por lo que aplicará las metodologías considerando el gasto de familias en estas condiciones, para el pago del consumo de la energía eléctrica.
“Las tarifas deberán tener como objetivo el desarrollo del sector energético, evitar la discriminación y asegurar el servicio para los usuarios domésticos en condiciones de marginación y pobreza, en términos de equidad, para satisfacer las necesidades básicas en sus viviendas”, explicó.
La energía eléctrica, añadió, es un servicio indispensable, en poblaciones urbanas o rurales. En la actualidad, poco más de 98 por ciento tiene este servicio; de éstas, 22 por ciento se encuentra en áreas rurales y 78 por ciento en urbanas; por lo que el mayor consumo se realiza en las ciudades, donde dicha energía es utilizada para actividades productivas y domésticas.
En los hogares, dijo, su utilización es para atender principalmente necesidades básicas a través del uso de enseres eléctricos como refrigeradores, calentadores, así como para aparatos de entretenimiento y comunicación.
Además, reflexionó, la cobertura de acceso es amplia y si bien no se ha logrado el cien por ciento de las viviendas, existen factores climáticos que hacen que el uso de la misma sea inequitativo.
Dicho caso es el de ciudades y localidades, donde la temperatura en verano es elevada y en invierno muy baja, por lo que el costo de las tarifas eléctricas se eleva considerablemente por el mayor consumo para enfriar o calentar alimentos, así como para mantener las viviendas a temperatura adecuada. “Estos requerimientos inciden en el confort de vida de las personas que habitan una vivienda”, abundó.
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